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Un libro analiza el papel activo de los artistas de Girona en la transición

El filólogo e historiador del arte Narcís Selles ha reconstruido en Art, política i societat en la derogació del franquisme (Llibres del Segle, Gaüses) la historia de la Assemblea Democràtica d"Artistes de Girona, un colectivo sin parangón en Cataluña que entre los años 1976 y 1978 se implicó en los conflictos de la transición democrática y actuó como caja de resonancia de los movimientos que impulsaban el cambio político. Selles mantiene que su estudio viene a cubrir el escandaloso vacío en que la historiografía del arte ha sumido este interesante y fructífero periodo. "En los años ochenta se instaura un planteamiento idealista y derechista, basado en la cosa banal, intrascendente y lúdica, en el que se defiende un arte no contaminado por la política; por eso, se decide guardar en el armario los planteamientos de los grupos de aquellos años", afirma.La singularidad de la aparición de este grupo de artistas en Girona, donde publicaron manifiestos y organizaron multitud de actos cívicos, debe atribuirse, según el autor, a la escasa movilización política del territorio. "Los artistas debieron tomar en Girona el papel que en otras ciudades -donde las carreras ante los grises eran más frecuentes- encabezaron los movimientos políticos", argumenta Selles, y añade: "Por eso, su lucha se llevó a cabo en un contexto simbólico-cultural, en el que la adhesión resultaba mucho menos comprometida".

El pintor Enric Marquès (Santa Eugènia de Ter, 1931-Girona 1994) fue uno de los principales impulsores de la Assemblea Democràtica d"Artistes. Marquès, que desde 1956 y hasta la muerte de Franco residió durante largas temporadas en París, aportó al colectivo el corpus doctrinal surgido de la revuelta de mayo de 1968. La visión artística de Marquès en su defensa de la democracia y el socialismo no llevaba implícita un rechazo de los lenguajes artísticos tradicionales. Esta perspectiva estaba en contradicción con la de otro de los ideólogos del movimiento, el crítico de arte y gastrónomo Jaume Fàbrega, para quien una práctica auténticamente revolucionaria debía afectar formas y contenidos, aunando ruptura estética y ruptura social.

La primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Girona, Anna Pagans, se comprometió durante la presentación del libro a poner en marcha próximamente una exposición para recuperar la obra y la memoria de los artistas que integraron este colectivo.

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