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EL JUICIO DEL 'CASO LASA-ZABALA'

Dorado: "No confiaba en Txofo"

El ex sargento Dorado aseguró ayer que no confiaba en Txofo, es decir, Pedro Luis Miguéliz Dabadie, su confidente durante 16 años en San Sebastián, y junto al que fue condenado por delito de cohecho.Miguéliz, contrabandista de tabaco, tiene declarado en el sumario que Dorado le contó en el monte Igueldo de San Sebastián durante una descarga de tabaco en 1985 su participación en el caso Lasa-Zabala.

Ayer, Dorado, sin embargo, señaló que Miguéliz era su confidente, pero también era confidente de la policía por dinero y que vendía la información de que disponía al mejor postor. "Un confidente es peligroso porque no te puedes fiar de él", dijo Dorado, quien agregó que no todas la informaciones que proporcionaba Txofo eran fiables.

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"¿Confiaba en él?", le preguntó su abogado, Jorge Argote.

"No, no confiaba en él", respondió Dorado.

Poco después añadió: "Me ofreció dinero, aunque era consciente de que yo no tenía nada que ver con los hechos. Y me dijo que tenía que denunciarme si yo no denunciaba a mis superiores". Agregó que Txofo estaba en contacto con el comisario Enrique de Federico [que investigó las muertes de Lasa y Zabala], y dijo: "Txofo me ofreció dinero e inmunidad si denunciaba a mis jefes. Le dije que no tenía nada que aportarle y que no quería saber nada de él".

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Durante la sesión de ayer se escuchó una conversación telefónica grabada entre Dorado y el también guardia civil Luis Sandoval, en la que el primero, con voz entrecortada por los sollozos, se queja amargamente de que no le van a dar nada, en referencia a la pensión por invalidez por incapacidad psíquica de la que ahora disfruta. También se le oye decir: "Estoy muy jodido" y "voy a pagar todo yo".

Aunque Dorado insistió en que no había grupos antiterroristas sino un solo grupo de unas diez personas, en su declaración del 18 de diciembre de 1995 señalaba que había grupos de tres o cuatro personas y que él era el jefe de uno de los grupos, al que pertenecía Bayo, y que la distribución de la gente en los grupos la hacía el superior jerárquico.

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