_
_
_
_

La policía detiene a 51 inmigrantes explotados en los naranjales y una juez los pone en libertad

"Han pasado de estar esclavizados tres meses en los naranjales de L"Horta Nord a ser tratados como delincuentes por la policía". Así definían ayer los letrados del Turno de Extranjería la situación de los 51 inmigrantes sin papeles de Ucrania y otros países de Europa del Este detenidos el miércoles en La Pobla de Farnals. Ayer ya estaban todos en libertad: a 23 los dejó en la calle la policía y al resto, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Massamagrell.Han dejado atrás los calabozos, grilletes y la espera de una hora en un furgón policial con dos neumáticos pinchados camino del juzgado. Pero los abogados creen que su situación no ha mejorado: pende sobre ellos una orden de expulsión y cuando los devuelvan a sus países, las mafias locales les amenazarán para que devuelvan los préstamos de hasta 500 dólares (unas 80.000 pesetas) con los que pagaron el viaje, los visados de turistas y la búsqueda de trabajo y alojamiento.

Además, los letrados ven difícil que hallen trabajo y que cobren los jornales que les deben. En su opinión, el chivatazo que recibió la policía y propició las detenciones no pudo ser más oportuno para los dueños de los naranjales: muchos inmigrantes iban a cobrar en breve el salario del trimestre. La mano de obra les salió gratis.

En la operación han sido detenidos cuatro supuestos cabecillas de la red, acusados de un delito contra los derechos de los trabajadores. La juez los dejó en libertad con cargos. Se trata del español Fernando F. P., de 48 años, acusado de falsificar los permisos de residencia y trabajo; y tres personas de la Europa del Este (Andrezej K., de 35 años; Ihor P., de 22 y Sergily B., de 23), encargados, según la policía, de alquilar los apartamentos de La Pobla de Farnals donde hacinaban a los inmigrantes (hasta 18 en 40 metros cuadrados) y los furgones para llevarlos a los naranjales. Allí les esperaban jornadas de sol a sol con un único descanso de media hora para comer, con una dieta exclusiva de pan y naranjas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_