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¿De vuelta a las bombas?

La decisión de ETA de renovar su campaña de violencia en su lucha por la independencia conlleva tiempos difíciles para José María Aznar y para los vascos, que han aguantado el embate de la violencia los últimos 30 años. Para Aznar es un giro especialmente irritante de los acontecimientos, precisamente cuando se apresta a la lucha en las elecciones generales de fines de marzo. El gran premio que él esperaba ofrecer a los votantes en España era una paz duradera en el País Vasco. (...)Aznar tiene poco espacio de maniobra, aparte de dar a los vascos la independencia total, y la mayoría de la gente de Euskadi, probablemente incluyendo una ligera mayoría de vascos nacionalistas, quieren permanecer en España. Cuando España se convirtió en una democracia, vascos y catalanes consiguieron una amplia autonomía, que se aumentó en esta década, cuando los partidos nacionalistas empezaron a mantener el equilibrio del poder en el Parlamento de Madrid. Quedan pocas concesiones importantes por hacer. (...) Y no hay más concesiones constitucionales que se puedan ofrecer. Los vascos, dice Aznar, son libres de desear la independencia, pacíficamente, a través de las instituciones existentes. En octubre rechazó la petición de ETA de que su Gobierno negociase con algunos asesinos convictos. Con más énfasis, rechazó la petición de ETA de que la Constitución incluyera el "derecho a la autodeterminación", un término deliberadamente vago que conduciría, como intenta ETA, a un referéndum sobre su independencia. (...)

, 4 de diciembre

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