_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cicloturista

Mi nombre es José Ramón Arribas, tengo 26 años y llevo practicando el cicloturismo (pleno disfrute del ciclismo de carretera) desde los 17 años. En todo este tiempo he podido disfrutar como nadie de este deporte, y he aprendido muchas cosas, así como ser mejor persona, más solidaria, más comprensiva, más respetuosa y tolerante, rasgos éstos que caracterizan a todo el colectivo cicloturista (léase disfrute con la bicicleta) de este país.El motivo de esta carta es, sobre todo, dejar muy claro que este deporte es, en sí mismo, un deporte de riesgo, que no está reconocido como tal.

No es nuestra filosofía arriesgar nuestra vida para disfrutar de un subidón de adrenalina, pero parece (hoy por hoy) que no es posible. Sin embargo, se consideran como deportes de riesgo (bien llamados) otros como montañismo, escalada, puenting, parapente... y puedo seguir enumerando, pero creo que ya es suficiente.

Parece ser que la cantidad de accidentes graves e incluso con muertes que desgraciadamente acontecen con estas "prácticas peligrosas" (con todos mis respetos hacia sus practicantes y aficionados) no se acerca ni de lejos a las sufridas en el seno de los cicloturistas.

Y a pesar de todo parece que esta situación no tiene visos de cambiar. Es más, quizá la tendencia sea ir echando a los ciclistas (estorbos que en muchas ocasiones no permiten a los coches ir por encima del límite de velocidad) de la carretera.

Se deberían hacer dos cosas. O incluimos el ciclismo dentro de la categoría de deportes de riesgo (solución fácil, barata e inmediata) y así eximimos a los vehículos de su responsabilidad, o se actúa en consecuencia y se elimina todo el riesgo inherente a este deporte en relación con los vehículos de motor. En ello se trabaja actualmente, pero se va por la línea equivocada, aprobando leyes que cortan más aún las libertades del ciclista, olvidándose de lo realmente importante como es obligar a los vehículos a mantener 1,5 metros de separación lateral en los adelantamientos, prohibiendo la circulación en paralelo a los ciclistas (que hoy por hoy es nuestra única medida de defensa ante los automovilistas), eliminando prioridades de paso con leyes totalmente incomprensibles y/o ampliamente ambiguas, y obligándonos a pasar pruebas de alcoholemia, como si no tuviésemos otra cosa mejor que hacer para prevenir las pájaras que beber (se ha eliminado esta parte a última hora), para así obligarnos a ir con todos nuestros sentidos (créanme que no hay otra cosa que sepamos hacer mejor).

En resumen, que si nuestra práctica deportiva no deja de ser un deporte de riesgo, lo sea únicamente por voluntad propia, y si así se produce una desgracia, que se pueda evitar con otras medidas de seguridad individual o colectiva (casco, guantes, protecciones, catadriópticos, refrectantes, coches de apoyo). Pero esto ya es otro tema de debate, que compete a la seguridad individual de cada uno.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_