_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Debate disparatado

En el siglo XIX los pocos Estados políticamente descentralizados que había podían funcionar sin que existiera una cooperación intensa entre el Gobierno central y los gobiernos de los entes subcentrales. El tamaño del Estado, entendiendo por tal el del conjunto de todas las administraciones públicas, era muy reducido y, en consecuencia, lo que el Estado hiciera o dejara de hacer no tenía para los ciudadanos la relevancia que tiene en el día de hoy, cuando el sector público absorbe aproximadamente el 50% del PIB. Las fuentes de financiación de la Federación y de los Estados miembros de la misma estaban separadas y cada esfera podía operar con bastante autonomía respecto de la otra.En nuestros días es muy distinto. Todos los Estados políticamente descentralizados sólo pueden funcionar con una colaboración muy intensa entre las distintas esferas en que se haya distribuido constitucionalmente el poder.La vida de los ciudadanos se ve extraordinariamente influida por lo que hacen o dejan de hacer tanto el Estado como las unidades territoriales menores. Pues, por muy bien que estén distribuidas las competencias entre el Bund y los länder o entre el Estado y las comunidades autónomas, siempre hay áreas en las que confluyen las competencias de ambos. Por muy bien que esté regulada la financiación, no hay manera en el día de hoy de separar las fuentes de financiación del Estado y de las comunidades autónomas.

Esta es la razón por la que desde hace muchos decenios se habla de "federalismo cooperativo". La fórmula es de origen alemán, pero tiene alcance general. En la práctica lo que con ella se pretende es describir la forma en que el Estado políticamente descentralizado opera en esta segunda mitad del siglo XX. Sin cooperación entre las distintas esferas en que el poder está distribuido, no hay forma de que un Estado constituido de esta manera pueda operar eficazmente.

Obviamente, la cooperación no excluye la competición. El "federalismo cooperativo" es también un "federalismo competitivo". La cooperación institucional no puede suprimir la competición partidaria. Si así fuera, ningún Estado políticamente descentralizado podría existir.

A nadie se le puede ocultar que la cooperación es más fácil cuando no se compite. Pero tiene que darse también cuando se compite. El Gobierno del Estado tiene que relacionarse con los de las comunidades autónomas, sean o no del mismo color político. Esta es una de las reglas del juego no escritas en las que descansa todo sistema político descentralizado.

Por eso no se entiende que a lo largo de la legislatura no haya habido no una sino varias reuniones de trabajo entre el presidente del Gobierno de la nación y el presidente de la Junta de Andalucía. No hay excusas que valgan para que esto haya pasado. Es sencillamente disparatado que sea materia de debate el que ambos presidentes deban verse o no.

JAVIER PÉREZ ROYO

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_