Apretados como sardinas
El abierto enfrentamiento entre el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Arturo Virosque, y el de la Feria, Antonio Baixauli, explicaría por qué los cerca de 900 asistentes a la gala cenaron en el Alameda Palace apretados como sardinas, en lugar de hacerlo en uno de los espaciosos pabellones de la institución ferial, donde ya se ha celebrado esta gala en otras ocasiones. Apenas había pasillo para transitar y las mesas, con sus invitados, casi se salían del salón. Las declaraciones de Virosque cuestionando la idoneidad de Baixauli como dirigente ferial justificaría el divorcio entre las dos instituciones. En un evento tan concurrido a la fuerza tenían que haber caras nuevas. Es el caso de la presidenta de las Cortes, Marcela Miró, o del presidente de Bancaixa, Julio de Miguel, que ocupó, por primera vez, un puesto en la tribuna de los anfitriones, en calidad de patrocinador.