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La elección de nuevo líder agrava la crisis del socialismo valenciano

Antoni Asunción renuncia esta madrugada a presentarse como secretario general del PSPV

El congreso extraordinario del Partido Socialista del País Valenciano (PSVP-PSOE) reflejó ayer la grave crisis que atenaza a la segunda federación en número de militantes. Diez horas y media después de iniciarse el congreso, el secretario federal de Organización, Ciprià Ciscar, impulsaba una candidatura alternativa a la del portavoz socialista en las Cortes Valencianas, Antoni Asunción, que contaba con el apoyo del renovador Joan Ignasi Pla. Aunque sólo fue el prinicpio.

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Los 394 delegados que acudieron ayer al Congreso Extraordinario del PSPV-PSOE revivieron una situación semejante a la del anterior congreso de ese tipo celebrado en julio de 1997. La magna asamblea que tenía como objetivo elegir una nueva ejecutiva que pusiese fin a la dirección provisional que dirige el socialismo valenciano desde marzo de este año, a raíz de la dimisión del anterior secretario general, Joan Romero, volvió a reflejar la gran división interna y la falta de voluntad de los principales dirigentes de la federación para consensuar una candidatura de integración y amplio respaldo.A última hora de la tarde, el ex ministro de Interior Antoni Asunción, ahora portavoz socialista en las Cortes Valencianas tras suplir a Romero en las listas electorales, tenía preparada su candidatura a la secretaría general con el apoyo de los seguidores de Joan Romero, aglutinados en torno al diputado nacional Joan Ignasi Pla, quien renunció a competir por la secretaría general. Asunción justificó la presentación de su candidatura por la necesidad de reforzar el poder institucional de los socialistas valencianos -en la oposición en las Cortes Valencianas, las diputaciones y las capitales de provincia- y hacerlo coincidir con el poder orgánico.

Pla también defendió el acuerdo alcanzado con Asunción porque en la candidatura se cumplía con el objetivo de visualizar la renovación generacional e impulsar el socialismo del siglo XXI. Tanto Pla como Asunción mantenían su candidatura abierta para integrar a los seguidores del secretario de Organización del PSOE, Ciprià Ciscar, y del secretario general de Empleo, Joan Lerma, aunque no lo lograron.

Tanto Ciscar como Lerma impulsaron una recogida de firmas para avalar una candidatura alternativa a la de Antoni Asunción, aunque apenas consiguieron reunir entre 120 y 140, insuficientes para tal objetivo. Mientras los ciscaristas se mantenían decididos a presentar batalla por lograr hacerse con la mayoría de los apoyos de los delegados, los seguidores de Joan Lerma se mostraban divididos tras la decisión de su jefe de filas de cambiar, la pasada madrugada, el apoyo que había estado dando al renovador Joan Ignasi Pla.

Después de que los lermistas hubiesen estado trabajando durante la última semana para preparar una candidatura conjunta con los renovadores de Pla, la pasada madrugada Joan Lerma cambió su estrategia y optó por apoyar decididamente al secretario federal de Organización. Un golpe de timón que acabó por partir en dos al sector lermista.

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Al cierre de esta edición el ex presidente de la Generalitat, Joan Lerma, realizó una nueva propuesta en la que él se postulaba como presidente del PSPV y ofrecía la secretaría general a Pla, mientras que reservaba para Asunción la vicesecretaría. El rechazo del ex ministro del Interior a esta oferta provocó un nuevo colapso en el congreso, que quedó aplazado para pasada la medianoche. La reacción del Ciscar y el secretario general de Empleo no se hizo esperar y, conjuntamente con Pla, apostaron por una salida que marginaba a Asunción y daba la secretaría a Pla y la presidencia a Lerma, dejando la vicepresidencia y destacados puestos de la ejecutiva abiertos a posibles incorporaciones a esta propuesta hecha en el filo de las doce de la noche. Ante esta situación, Asunción anunciaba su renuncia a presentar candidatura. "Este congreso se ha montado en base a un problema, que soy yo", declaró.

Durante las primeras once horas de congreso, los delegados sólo pudieron elegir a los cinco componentes de la Mesa. Aunque inicialmente se presentaron dos candidaturas, los delegados con el grito de "¡Unidad, unidad!" forzaron una lista de consenso, presidida por Ana Noguera, miembro de la ejecutiva federal, que fue aprobada por asentimiento.

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