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Cañizares y diez más

Curiosa paradoja dentro de la selección: tiene en la portería a los dos guardametas más batidos de la actual Liga, Toni (6) y Cañizares (5). Este último, consolidado un año después como el heredero de Zubizarreta, no le concede importancia al detalle: "Si lleváramos 30 jornadas sería realmente significativo, pero en dos nada más... Además, para mí los goles que recibe un portero, que van en muchos casos en función del equipo, no deben influir para medir su estado y su nivel". Otra cosa es cómo llegan esos goles a la red. Y por ahí, se ha detectado otro dato interesante en esta nueva temporada. Austria marcó tras un libre indirecto. Polonia, hace una semanas, también."Es que hoy en día muchos goles se meten a balón parado", se defiende Santiago Cañizares, "pasa en la selección y en otros muchos equipos. La gente se queja de la frecuencia con la que se reciben goles así, pero es que se trata de una de las circunstancias más fáciles que hay para hacer gol. Al fin y al cabo, el balón va a llegar al área con toda seguridad y luego sólo hay que chutar. Es más difícil llegar con el balón jugado. Los porteros y los defensas dejaremos el fútbol y nos recordarán que recibíamos muchos goles a balón parado. Pero muchas veces es la única forma de hacer goles. Y no existe más antídoto, y tampoco es infalible, que la máxima concentración. En este caso, si a la selección sólo nos meten goles así es que tenemos ya muchas cosas ganadas".

De todas formas, Cañizares, de 29 años, tiene más motivos para sentirse feliz que preocupado. Javier Clemente llevaba años preparándole para suceder a Zubizarreta y justo cuando se produjo el relevo llegó el descalabro de Chipre y el despido del seleccionador. Pero Camacho conservó intacto el criterio y todas sus alineaciones empiezan con Cañizares. "Sí temí por el puesto", admite el cancerbero del Valencia, "y también ahora. El portero de la selección está en permanente de tela de juicio".

No cree Cañizares, con 20 internacionalidades a cuestas, 106 menos que Zubizarreta, que su reinado alcance la misma longevidad. "Sería muy difícil y, en cualquier caso, no es mi objetivo. Lo mío es estar bien, conseguir títulos y llevar a España al mejor sitio hasta que el entrenador lo considere oportuno".

El guardameta madrileño reconoce diferencias entre la era de Camacho y la de Clemente (antes el portero estaba más arropado, pero ahora como el equipo conserva más tiempo la pelota, recibe menos visitas del rival); y no quiere entrar en comparaciones. "Yo no entiendo de fútbol", dice, "sólo de actitudes de los futbolistas. Y ésas las he visto buenas antes y ahora. No sé si es mejor jugar con tres atrás, con cuatro, con cinco o con ocho; no sé si las condiciones de mis compañeros es mejor utilizarlas para unas cosas o para otras. Ésa es la libertad de los entrenadores y yo juego muy a gusto siempre".

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