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Una legislatura en fase terminal

El agotamiento de la legislatura y la celebración de las elecciones el domingo 2 de abril lleva consigo que el Gobierno convoque las elecciones el 9 de febrero. Incluso si el presidente del Gobierno quisiera rizar el rizo y no hacer uso de su facultad de disolución "se expedirá un decreto de convocatoria el día vigésimo quinto anterior a la expiración del mandato de las Cámaras", según señala el artículo 42 de la Ley General Electoral. Hasta en este caso de consumación de la legislatura la disolución sería el 9 de febrero y no cambiaría la fecha del 2 de abril. Estos son los cálculos realizados por medios gubernamentales que reconocen, y en esto coinciden con la oposición, que esta legislatura está ya terminada.El Parlamento estará vivo cuatro de los siete meses que faltan hasta las elecciones: entre septiembre y diciembre. Pero este período se ocupará principalmente con la discusión y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Además de este proyecto, está previsto que se aprueben las leyes de indemnización a las víctimas del terrorismo y Enjuiciamiento Civil. Sobre los demás proyectos pendientes hay más que dudas de que puedan culminarse. Sólo se hará un esfuerzo para que salga adelante la ley de Inmigración.

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Tanto el diputado popular Rafael Hernando como los socialistas Álvaro Cuesta y Jesús Caldera creen que hay tiempo para aprobar el nuevo Reglamento del Congreso, después de tres años de avances y parones. "El Gobierno lo tiene bloqueado porque cree que hay demasiadas facilidades para la oposición", intuye Cuesta.

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