El ejemplo de Hong Kong
, La realidad en La Línea de la Concepción (Cádiz) es fiera. Tanto, que se está comiendo crudos a los partidos profesionales y de sus restos se alimenta un modelo de política carente de ideología. En un arranque de sinceridad, a estos nuevos protagonistas de la autoridad les gusta llamarse gestores más que políticos: solucionan problemas a mandobles del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Su máximo exponente es el Grupo Independiente Liberal (GIL). Y en La Línea las encuestas le ponen al filo de la mayoría absoluta. ¿Por qué le gusta tanto al GIL la frontera sur? Pues porque le gusta Hong Kong, asegura su candidato, Juan Carlos Juárez. El aterrizaje del GIL y la parálisis de otras formaciones han acabado de animar a Miguel Rodríguez, propietario de Lotus-Festina, a quien no le cuesta admitir que se ha metido en política para impedir precisamente que en su pueblo mande el GIL. Rodríguez apoya a Alternativa Linense, fundada por ex socialistas. El dinero de Rodríguez -el número 13 de la lista, el que daría la mayoría absoluta- y el apoyo de afamados compañeros de emigración en Suiza, como Paco Lobatón, se erigen como alternativa al GIL. La Línea nació de Gibraltar y está inexorablemente unida al Peñón. Todas y cada una de las cuestiones de Estado que han rodeado a la colonia británica han repercutido negativamente en ella. Hace unos meses, la crisis con los pescadores volvió a tocar los bolsillos de los 3.000 trabajadores linenses que se ganan el pan en la Roca. Los controles en la frontera diseñados por el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, acabaron de soliviantar los ánimos y de finiquitar algunas rentas familiares. Los linenses están hartos de vivir tan cerca del paraíso fiscal de Gibraltar y del terrenal de Sotogrande. Y en eso llegó el partido de Jesús Gil y les prometió Hong Kong. Nada puede parar una campaña electoral hecha a la americana, sin ideología a la que ceñirse, con cursos de belleza, podólogo gratis, cursos de inglés y miles de cosas que se inventan cada día. De lo que no se puede dudar es del éxito popular del GIL: tiene más de 4.000 afiliados en una localidad de poco más de 60.000. Además, para el GIL siempre está el PGOU. Juárez, economista madrileño de 37 años, asegura que el Ayuntamiento ganará terreno público y convertirá en un centro turístico los casi 12 kilómetros de playa que tiene el municipio, donde ahora, en su parte de Poniente, no se ve una sola vela de yate y sí muchas estelas de lanzaderas que escapan de la Guardia Civil tras dejar toneladas de tabaco y hachís. El precio del paraíso está bastante claro. El candidato del GIL ya sugirió que habría que "subir alguna altura" en el centro. Una de las principales características de Hong Kong es el hacinamiento de rascacielos. Gibraltar pondría el mercadeo fiscal, y La Línea, el terreno para construir y construir. Sencillo, como varios millones de ladrillos.
