El Mallorca pierde con orgullo
El equipo español se lleva de Birmingham su mejor experiencia, pese a caer derrotado por 2-1 ante el Lazio
El azar, es decir, la parte incontrolable del fútbol, terminó con la maravillosa aventura del Mallorca en la Recopa. Un tiro de Nedved en el trayecto final del encuentro terminó con un sueño que debió concretarse por juego. El Mallorca, un equipo confeccionado de prisa y con poco dinero, puso en evidencia a su lujoso rival, uno más entre los equipos italianos que brillan por su colosal nómina, pero que terminan presos de un estilo detestable. Con sus escasos medios, el Mallorca se desempeñó con más clase y con más recursos, en la mejor versión de la fiel infantería de Cúper, orgulloso de un equipo que atendió punto por punto a las obligaciones que tuvo en una cita histórica.Siempre cómodo en las distancias cortas, el Mallorca se encontró en una situación muy delicada en el arranque del partido. El problema nació de un error impropio de su defensa, experta en el juego alto. Pero Siviero se dejó ganar en el salto por Vieri en el segundo de la multitud de pelotazos que tiró el Lazio, el típico equipo italiano en su estilo y en su manera de desperdiciar una abundante colección de jugadores prestigiosos. Algunos, como De la Peña, purgan en el banco, y otros, como Mancini y Salas, parecen desconcertados en un modelo que les perjudica notablemente. Sin embargo, Vieri vive en su elemento. Ganó por potencia aquel balón dividido con Olaizola y lo elevó sobre Roa, que confió demasiado en su central o se equivocó en su ubicación. La pelota trazó una lenta parábola que anuló la reacción del portero. El gol dejó tocado a Roa, visiblemente nervioso durante el primer tiempo, y produjo una impresión muy negativa sobre el destino del Mallorca. Si pretendía un encuentro sometido al designio de la táctica y a la habitual capacidad de sorpresa del equipo de Cúper, se encontró en el peor de los mundos posibles. En desventaja y frente a un equipo italiano, con toda la carga de dificultad que eso significa en el fútbol. Contra pronóstico, el Mallorca reaccionó con firmeza. Volvió a demostrar que por encima de cualquier otra valoración, es un equipo de una pieza. Cúper suele decir que cada equipo refleja el carácter de su entrenador. En su caso, se trata de un hombre metódico hasta lo obsesivo, hermético, pétreo, poco dado a expresar sus emociones, preocupado por eliminar hasta el último rasgo azaroso del juego, como si eso fuera posible. El Mallorca reproduce estos rasgos con una precisión asombrosa. Quizá esa sólida fibra le tiene vacunado contra efectos indeseables, como el gol de Vieri. Porque la respuesta fue inmediata y brillante. Apenas tres minutos después del tanto del Lazio, una madejita de Soler y Stankovic en la banda izquierda permitió la progresión del extremo, que cerró la jugada como está mandado. Su pase sólo necesitaba de un rematador, y el rematador estaba allí. Dani sorprendió a los centrales y dio el viejo pase a la red.
LAZIO 2
MALLORCA 1Lazio. Marchegiani; Pancaro, Nesta, Almeyda, Favalli; Mancini (Couto, m. 90), Mihailovic, D. Stankovic (Conceiçao, m.55), Nedved (Lombardo, m. 82); Vieri y Salas. Mallorca. Roa; Olaizola, Marcelino, Siviero, Soler; Lauren, Engonga, J. Stankovic, Ibagaza; Dani y Biagini (Paunovic, m. 65). Goles. 1-0. M. 7. Centro lejanísimo y alto, que cabecea Vieri y Roa ayuda a entrar. 1-1. M. 11. Penetración rapidísima de Stankovic por la izquierda y remata Dani. 2-1. M. 80. Nedved, de tiro cruzado. Árbitro. Günter Benko (Austria). Amonestó a Vieri y Siviero. Lleno en Villa Park, unas 38.000 personas. Noche agradable y buen terreno de juego.
El partido volvió a estar donde quería Cúper, pero con el valor añadido del efecto sorpresa en las filas del Lazio, que no encontró otra solución a sus numerosos problemas que los pelotazos a Vieri, irreprochable en su combate con los centrales. El Lazio se puso en manos de delantero centro de forma tan descarada que la fórmula terminó por favorecer al Mallorca, que se avisó muy pronto. Aunque Vieri estuvo determinante en tres remates en el primer tiempo, al Lazio se le vio el cartón. Su registro se volvió tan limitado que el partido cayó en poder del Mallorca, al menos en el sentido clásico del fútbol: en el manejo del juego, en el equilibrio de las líneas, en la competente actuación de varios jugadores, encabezados por Ibagaza, que hizo para el Mallorca todo lo que no generó Mancini para el Lazio.
Ibagaza, un centrocampista liviano que no parece adecuado para los laboriosos tiempos que corren, interpretó su papel con facilidad y clase. A su alrededor, el Mallorca entró en conexión, o al menos se aseguró la pelota de manera razonable y desbarató la idea de un Lazio imponente. No lo fue nunca, a pesar de la victoria y de su abigarrada nómina de estrellas. Pasó dificultades extremas durante todo el encuentro, sometido a las reglas que dictó el equipo español. Desde el gol de Dani hasta el victorioso tanto de Nedved, el partido siguió la dirección que le procuró el Mallorca, cuya mayor dificultad fue trasladar al área rival la evidente superioridad de sus centrocampistas. Pero lo mismo cabe decir, y probablemente en mayor medida, del Lazio, que dejó inédito a Roa. El portero argentino no tuvo otro trabajo que el ingrato de recoger el balón de su portería en dos ocasiones.
Hubo un larga fase en el segundo tiempo que permitó confiar en las posibilidades del Mallorca. La actividad de Ibagaza servía para comunicarle con Lauren, Stankovic y, muy especialmente, con Dani, que estuvo a la altura del prestigio que se ha ganado en los despachos de varios de los mejores clubes de Inglaterra. Sin embargo, al partido le faltaba remate. Se hizo evidente que la decisión final correspondería a alguna acción por sorpresa. Al azar, eso que tanto detesta Cúper. Y el momento llegó a diez minutos del final, en una jugada medio sucia protagonizada por Vieri y Siviero. La pelota salió rechazada hacia Nedved, que agarró un remate perfecto. Para la historia será suficiente, pero para el fútbol dice muy poco de un equipo que pasó como cualquier medianía por el partido. Que no vengan con la mística italiana. Ganó porque al final este asunto no es otra cosa que un juego, con aspectos incontrolables para el hombre. Porque mientras se trató de control y de fútbol, el Mallorca se elevó bastantes cuerpos sobre su rival.
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