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Athletic y política

GORKA ANGULO "Siempre he pensado que una de las grandezas del Athletic es estar por encima de las condiciones sociales, de las creencias religiosas y de las ideologías políticas. Y en este sentido me parece una grave irresponsabilidad que se politice al Athletic, que es lo que ha ocurrido el pasado domingo, día del Aberri Eguna". Lo decía Domingo Guzmán, vicepresidente del club y directivo durante varios trienios. Vamos, una persona cualificada para hacer en voz alta una reflexión, que más de un seguidor del Athletic comparte con él. Tras el salvaje asesinato por ETA del concejal popular sevillano, Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, Asunción García, el 30 de enero de 1998, la Federación Española de Fútbol propuso que se guardase un minuto de silencio en todos los estadios de Primera División, en señal de condolencia y protesta por el crimen. Hubo una excepción, San Mamés, porque el presidente del Athletic y militante del PNV, José María Arrate, adujo que no había precedentes y que no debían mezclarse fútbol y política. Flojeaba la memoria de Arrate, porque había, al menos, dos precedentes con muertos del mismo bando: uno, el 30 de diciembre de 1978, antes del partido Athletic-Atlético Madrid, que se guardó un minuto de silencio por el dirigente etarra José Miguel Beñaran Ordeñana, Argala, asesinado en Francia. Y un segundo, el 21de noviembre de 1984, en un Athletic-Real Sociedad en el que ambos equipos salieron al campo portando una ikurriña con un crespón negro por Santiago Brouard, dirigente de HB, asesinado el día anterior en Bilbao. El pasado domingo 3 con motivo del Aberri Eguna, el fútbol y la política que según el presidente del Athletic no debían mezclarse, se mezclaron, esta vez con su connivencia, desde el momento en que el Athletic y la Real saltaron al campo con una ikurriña para celebrar el Aberri Eguna o Día de la Patria de los abertzales. Uno sabe, de buenas fuentes, que entre los jugadores del Athletic que portaban la ikurriña, había algunos (no digo cuántos ni quiénes), que tienen de nacionalistas vascos lo mismo que el diario ABC. A alguno de ellos, incluso le llamaron español cuando expresó su orgullo por jugar en la selección española de fútbol. Asimismo, pienso que a dos de los portadores realistas, Sa Pinto (portugués) y Cvitanovic (croata), llevar la ikurriña les tiene que parecer igual que llevar la bandera de la Cruz Roja el día de la banderita, con lo cual, la unanimidad ideológica de los futbolistas queda un poco en duda y su gesto patriótico un tanto forzado. El Athletic es patrimonio de todos sus socios y seguidores, repartidos no sólo por Vizcaya, sino también por Guipúzcoa (especialmente en Eibar, Zarautz e Irun) y por otras partes de España (Estado español o Península, que dirían en ETB) y del mundo, y no todos somos nacionalistas vascos. En cien años de historia, los capitanes del Athletic han recogido trofeos de Liga y Copa, de manos de reyes, de autoridades republicanas y de un dictador. Sus directivos han sabido mantener su esencia fundacional sobre las circunstancias políticas de cada momento y sobre la ley Bosman, la ley de sociedades anónimas deportivas, y de otras adversidades, lo que ha hecho del club bilbaíno, un club paradigmático y un embajador permanente de lo mejor de los vascos. Sin embargo, para ciertos líderes políticos muy de nuestro país (al menos verbalmente) los ciudadanos tenemos que hacer profesión de fe abertzale hasta en el felpudo de la puerta de nuestra casa, y por ello, creen que el Athletic y otras expresiones de nuestra sociedad civil, tienen que ser apéndices, del partido-guía o del único pensamiento políticamente correcto de Euskadi, que sólo pueden dirigir o representar sus delegados políticos, a los que frecuentemente se les exige más de filiación que de cualificación. Ignoro si esto es para controlarlo todo, para controlarnos a todos o para aparentar virtualmente que los afines a su régimen son mayoría social y electoral. Lo que tengo claro, es que no parecen muy sólidas, ni su supuesta mayoría social ni su ideología, cuando recurren al control sistemático de la sociedad civil desde la política. Algo muy del régimen anterior y de otros similares. Por favor: Athletic si, pero no así.

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