Terapia liguera para el Celta

CELTA 3RACING 0

El Celta encontró ayer un puñado de motivos para dejar de lamentar su reciente eliminación en la Copa de la UEFA a manos del Olímpico de Marsella. Su fútbol es de primer nivel y los goles llegan con facilidad. Su registro en su campo de Balaídos comienza a ser escandaloso: año y medio sin conocer la derrota.Por si fuera poco, los despistes defensivos que antes proliferaban han sido desterrados, y suma más de 500 minutos sin encajar un gol. Ayer, ante el Racing de santander, se le descubrió también variedad de registros, y con un grupo de corte físico zanjó su compromiso con un elocuente 3-0.

Era el conjunto cántabro el último equipo que abandonó Balaídos con los tres puntos. Hasta ese lejano recuerdo quedó desterrado.El extraño temor que infundía en el Celta la formación que entrena Benítez se fue diluyendo a medida que los goles alejaron el fantasma de su adiós a la Copa de la UEFA.

Esta vez con un dominio menos espectacular pero más efectivo, entró el grupo de Víctor Fernández en la cuestión y se quedó al borde de una goleada que mereció en el tramo final. Tiró el entrenador aragonés del conjunto vigués en la segunda mitad de su lujoso banquillo y con el partido desnivelado ofreció una pequeña fiesta a su afición, que empieza a pensar que la Liga pronto le puede hacer olvidar la competición euroepa.

Víctor Fernández renunció a buena parte de su ideario y le propuso músculo al choque, convencido de que tras el esfuerzo del pasado martes la tarde iba a requerir más trabajo que arte. Revivo y Mostovoi compartieron un banquillo en el que no coincidían desde hace tres años, y en el campo pelearon un puñado de jugadores de los que acostumbran a sudar. Los tres centrales, la veterana pareja Sánchez y Gudelj en ataque y la responsabilidad de Karpin en la creación presagiaron un encuentro físico.

Algo parecido se le ocurrió al técnico del Racing, que recuperó la fisonomía del viejo equipo cántabro de los cinco defensas. Tantas precauciones no podían conducir si no a una primera parte trabada y pastosa, propia de resaca europea. Sólo las asociaciones de Karpin con Tomás y el aplomo de Mazinho vincularon a ese Celta con el de sus mejores jornadas.

La apuesta del Racing

La apuesta del Racing se llamó Munitis. Cuando un empate es petróleo y se cuenta con un delantero de tanto incordio el plan de trabajo es previsible. El balón se esconde a duras penas entre líneas y a la menor ocasión se arroja en vertical de un sincero pelotazo. Y de esa forma pudo el ya internacional Munitis cambiar el guión del partido, pero su disparo acarició el palo de la portería de Dutruel. La tarde estaba para gente como Mazinho, que en un golpe franco amagó con un centro y encontró la escuadra del guardameta Marcos, sustituto de Ceballos desde que éste se lesionó.

Abierto el melón y abandonadas las precauciones que había impuesto el Racing, pudo el Celta gobernar la segunda mitad a su antojo. Víctor Fernández fue tirando de su banquillo y el juego de los celestes mejoró en proporción directa.

Sánchez anotó el segundo gol en un córner de estilo clásico. Un cuarto de hora le fue suficiente al ayer suplente Mostovoi para dejar su firma en un partido que ya rodaba cuesta abajo. El gol del delantero ruso selló el ingreso del Celta en la lucha por cualquier cosa. Sobre todo después del empate del Valencia en su estadio, que coloca a los vigueses segundos.