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Una juez imputa a 10 personas la muerte de una familia por intoxicación de gas

La magistrada implica a 8 firmas vinculadas con la instalación e impone una fianza de 165 millones

Jan Martínez Ahrens

Diez imputados en un delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte, ocho empresas implicadas y una fianza total de 165 millones de pesetas. Ésta es la conclusión de las pesquisas emprendidas por la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Coslada, Carmen Pérez Elena, a raíz de la muerte por intoxicación con monóxido de carbono de un padre y dos hijos en San Fernando de Henares el 24 de enero de 1996. La investigación judicial ha destapado una larga cadena de presuntas negligencias que desde su construcción permitieron que una instalación de gas deficiente y a la postre mortal superara todos los controles, incluidos los efectuados por inspectores autorizados.

Tres años ha necesitado el juzgado para acotar las responsabilidades en este intrincado caso y decretar la apertura del juicio oral contra los supuestos autores de la imprudencia temeraria que llevó a la tumba a Sergio Pereira Fernández y sus hijos Javier, de 14 años, e Isabel, de 13. A lo largo de la instrucción, los diferentes informes aportados a la causa han puesto al descubierto, lenta pero matemáticamente, los múltiples fallos de la instalación (el conducto de evacuación de humos estaba mal construido, el deflactor incumplía los requisitos técnicos e incluso la rejilla de ventilación de la cocina estaba tapada por un mueble). Toda una serie de deficiencias que, tras recibir los parabienes de todos los inspectores autorizados, permitieron que aquella noche de enero, fría y ventosa, el humo se acumulase más allá de lo admisible y la llama del calentador, por falta de oxígeno, liberase el temible monóxido de carbono.Una de las cuestiones que ha tratado de dirimir la investigación y en la que ha insistido desde el principio la acusación representada por el abogado Antonio Badenas, es cómo fue posible que tal cúmulo de "graves deficiencias" pasase inadvertido. En una primera respuesta, el auto de transformación de las diligencias en procedimiento abreviado establecía una cadena de imputaciones que arrancaba en la misma construcción del inmueble y concluía en las empresas de supervisión y control. Esta reconstrucción se ha mantenido ahora, y por ello la juez ha dirigido la acción penal contra la práctica totalidad de personas que tuvieron alguna relación con dicha instalación y que, sin embargo, no advirtieron los fallos. El resultado han sido 10 imputados y la atribución de la responsabilidad civil subsidiaria a las empresas Construcciones Calan, Calero Ingeniería y Proyectos, Termiagas, Gas Natural, Servicios Gasistas, Gasenergía Ibérica, Eurocontrol e Inspección y Garantía de Calidad. Esta medida está vinculada a la petición de fianza que han de pagar conjuntamente los imputados a la madre (50 millones de pesetas) y a sus dos hijos supervivientes (a la mayor, más de 75 millones, y al menor, 40 millones). Tragedia en dos tiempos

La tragedia de San Fernando se desarrolló en dos tiempos. El primero arrancó cuando uno de los hijos del matrimonio (Sergio) empezó a sentirse mal. Pese a que se trataba de un efecto del monóxido de carbono liberado por el calentador, los médicos le diagnosticaron un ataque epiléptico y le enviaron al hospital de la Princesa, donde permaneció toda la noche junto a su madre. Esta circunstancia salvó a ambos de morir en el piso de la avenida de Madrid.

Distinta fue la suerte de quienes permanecieron en la vivienda. Sergio Pereira y los tres hijos que se habían quedado con él fueron presa fácil del monóxido de carbono y su dulce derrota. Repentinamente cansados, se tumbaron: el padre, en el sofá grande; Isabel, en un sillón, y Javier, en la cama. A medianoche, en plena caída, el teléfono sonó. Era la madre para informar de que el hijo hospitalizado estaba fuera de peligro. Pero nadie pudo atender la llamada. En aquella vivienda, ya sólo María, la hija mayor, a la sazón de 17 años, se mantenía consciente. Luchando contra las brumas del gas, la chica entró en el servicio para mojarse la cara. Luego, al intentar despertar a su hermano pequeño, perdió el conocimiento. Quiso la casualidad que cayese junto a una puerta de salida. El aire de la rendija la salvó.

Por la mañana, un pariente abrió la puerta y descubrió tres cadáveres y una chica agonizante que desde entonces ni puede enderezarse ni andar correctamente.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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