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Barcelona batió el año pasado todos los récords turísticos de su historia

Barcelona batió el año pasado todos los récords turísticos de su historia. Todos los indicadores lo confirman y un dato lo ratifica: los hoteles registraron una ocupación que no bajó del 81%, 5 puntos más que en 1997 y 11 más que en 1996. Barcelona se ha convertido en una plaza tan atractiva que se calcula que, en los próximos años, se crearán entre 10 y 15 nuevos hoteles que sumarán 3.000 plazas más. De los casi tres millones de turistas que visitaron la capital, una parte importante lo hizo para disfrutar de un crucero.

Pero no sólo el sector privado barcelonés se benefició de este turismo de alto poder adquisitivo como son los pasajeros de cruceros. Curiosamente, la mitad de estos viajeros llegan a Barcelona procedentes de Madrid, lo que permite a los hoteleros de esta ciudad beneficiarse también de que el puerto de Barcelona se haya puesto de moda en el mercado de cruceros. Los pronósticos turísticos para este año apuntan que se mantendrá la tendencia alcista pese a que los dos primeros meses el número de visitantes no creció de forma tan espectacular como lo hizo en 1998. Para el Consorcio de Turismo de Barcelona, organismo participado en un 55% por la Cámara de Comercio y en un 45% por el Ayuntamiento de Barcelona, el aeropuerto es la infraestructura que, pese a todo, menos contribuye al auge de visitantes que está viviendo la ciudad. El presidente del consorcio, el hotelero Joan Gaspart, asegura que el problema no sólo estriba en la futura tercera pista y, en su opinión, se equivocan quienes así lo creen. El hecho de que el 71% de los turistas llegara en avión demuestra hasta qué punto urge buscar soluciones que hagan competitivo el aeropuerto de El Prat. Para los responsables del consorcio no hay duda de que éste constituye el principal punto débil de una ciudad que este año estrenará nuevos puntos de interés, como las inauguraciones del Liceo, el Auditorio y el Casino. Barcelona se ha convertido en un lugar para pasar las vacaciones y ha dejado de ser una ciudad de paso. La mitad de los visitantes del año pasado disfrutó en la ciudad de su periodo vacacional, aunque un 35% lo hizo por motivos de negocios y un 8,5% para asistir a algún congreso. El sector turístico ha podido quitarse la espina de que tradicionalmente el número de días que se quedaban en la ciudad los turistas no pasaba de dos. En 1998, el promedio de estancia superó los tres días. En la valoración que los visitantes hicieron de la oferta barcelonesa, la arquitectónica resultó la más puntuada con 8,9 de una escala del 1 al 10. Los aspectos peor parados fueron la limpieza y la contaminación, con el 6,2 y el 5,9, respectivamente. La oferta cultural, pese a obtener buena puntuación, según reconoció Gaspart, dista mucho de las de otras ciudades europeas como Londres y París. En este apartado, el sector confía en que la inauguración del nuevo Liceo, la reforma del Palau de la Música y la apertura del Auditorio contribuyan a mejorar la oferta musical. Gaspart criticó sin nombrarlo al candidato a la alcaldía de Barcelona por Convergència i Unió, Joaquim Molins, por decir que si gana hará una Barcelona más pensada para los barceloneses que para los turistas. "Se equivoca", dijo el presidente del Consorcio de Turismo, porque "los turistas no estorban a los barceloneses, sino todo lo contrario, porque saben que dan vida al comercio y a la ciudad." Para Gaspart no hay duda de que los ciudadanos no se quejan del turismo. Gaspart cifró en 5.000 millones de pesetas la inversión realizada por el sector privado hotelero en 1998. Esta cifra no incluye la reforma del Hotel Diplomatic.

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