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Un restaurador culpa al consistorio bilbaíno del expolio de libros

Un restaurador que trabajó durante seis años en el Archivo municipal de Garellano ha responsabilizado del expolio de documentos al Ayuntamiento de Bilbao, "que no ejerció un control adecuado". Su declaración, prestada el pasado 5 de febrero ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Bilbao, se inscribe dentro de la investigación sobre la desaparición de miles de libros y documentos históricos tanto del citado Archivo municipal como de la Biblioteca de Bidebarrieta. Este sumario lleva ya cuatro años de instrucción desde que, en noviembre de 1994, el consistorio bilbaíno presentase una denuncia en los juzgados. El restaurador Edorta Rahm, quien había sido imputado por el anterior juez del caso como uno de los responsables de las sustracciones, compareció como testigo en su primera declaración desde que se destapó el caso y su testimonio se prolongó durante casi cinco horas. Rahm mantuvo ante el juez parecidas tesis a las de Engracia Pastor, empleada de Bidebarrieta durante 27 años, quien, en abril pasado, aseguró que el expolio comenzó una década antes de la denuncia del Ayuntamiento y que el consistorio hizo caso omiso de las advertencias sobre las sustracciones hechas por el anterior archivero municipal, Manuel Basas. El restaurador se refirió al expurgo de documentos realizado en 1994: "El culpable de este tema es el Ayuntamiento, que no ejerció un control adecuado sobre [el Archivo de] Garellano, que en realidad lo utilizaba como trastero sin tener un funcionario adscrito a su vigilancia". Cartas al primer edil Edorta Rahm presentó al juez cartas enviadas al alcalde de Bilbao por el archivero Basas, ya fallecido, fechadas en 1992, en las que declinaba su "responsabilidad de lo que pueda suceder en las instalaciones de Garellano", puesto que se habían facilitados copias de la llave a varias personas. Junto a ello, relató la visita de la viuda y la hija de Basas al Archivo para pedir que técnicos del Ayuntamiento comprobasen si un expediente completo del Archivo, que estaba en su poder, era "material municipal o no". Ante ello, Rahm presentó un escrito a la corporación "sin recibir contestación alguna". El sumario del expolio de libros en Bilbao, que supera los 10.000 folios de diligencias previas, sigue sin aclarar lo que ha pasado en las dependencias municipales. A lo largo de la instrucción ha aparecido un intento de soborno o chantaje, según la versión de cada parte, unas grabaciones al que entonces era el único testigo protegido del caso, en las que acusaba a la perito y a agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de fabricar pruebas para incriminar a libreros bilbaínos y la posterior declaración de dicho testigo en la que afirmaba que las grabaciones fueron trucadas. Aunque se han requisado documentos a varios libreros bilbaínos y al anterior archivero municipal, ninguno de los supuestos implicados ha sido detenido.

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