Víctimas del aeropuerto

¿Cómo poder explicar, en toda su amplitud, la tortura acústica y psicológica que estamos sufriendo miles de ciudadanos desde la inauguración de la tercera pista del aeropuerto de Barajas? Un zumbido constante que, por muchas cartas que enviemos a los medios de comunicación, resultan imposibles para reflejar el grado de alteración que nos está produciendo, es necesario vivirlo. Soy un vecino de una urbanización de Algete y trabajo en Madrid, pero ahora, al regresar a mi casa, que escogí justamente para huir de los niveles de agresión ambiental que se sufren en esta capital, se convierte en un proceso de angustia. Trato de retrasar lo más posible mi vuelta, y cuando lo hago voy resignado y sombrío... Y eso que lo peor parece que está por llegar. Nuestros representantes políticos, con el ministro de Fomento a la cabeza, no sólo ignoran el problema, sino que insisten en que el aeropuerto de Barajas será ampliado hasta el último centímetro posible. De nada valen las miles de firmas reunidas, la lucha constante de unos ciudadanos que ven mermada su calidad de vida cada ahora que pasa. Estudian nuevas rutas para dejar de perjudicar a unos, perjudicando a otros que ya estaban suficientemente perjudicados. Son cicateros en la insonorización de unas casas que de todas formas los ciudadanos ven con indiferencia... Les invito a que comprueben el nivel de ruido en una casa insonorizada, parece una broma macabra... Y ¿quién insonoriza las calles, los parques, las zonas de ocio, los colegios?

En el delirio psicológico y físico en que nos envuelve el ruido uno acaba por tener pensamientos sombríos... ¿Existe un departamento creado por AENA para aislarnos el cerebro ante su permanente agresión...? Me imagino haciendo una grabación continua del ruido que soportamos a lo largo del día y plantarme ante los domicilios del señor Arias-Salgado y Álvarez del Manzano, los máximos defensores de tener un aeropuerto en el portal de su casa, con unos altavoces y ponerles por un día, sólo por un día, la tortura que sufrimos tantos ciudadanos.

Dentro de nada tendremos elecciones municipales, y si los ciudadanos de la Comunidad de Madrid votamos con el sentido común que nos caracteriza, debemos acordarnos de nuestros alcaldes y convertirlos también en víctimas del aeropuerto mandándolos a sus casas.

Alcaldes como el de Alcobendas apoyando una ampliación en contra del sentir unánime de sus habitantes... Y en el otro lado de la balanza espero que también se acuerden del alcalde de Coslada o de San Sebastián de los Reyes... Qué suerte para esos municipios, que tienen alcaldes que saben estar a la altura de las circunstancias en cuestiones tan graves... y los mantengan en su sitio.

Si de verdad fuéramos una sociedad justa, preocupada por el bienestar de sus ciudadanos, las tropelías medioambientales, como muchas otras, no existirían. Nuestros queridos gobernantes se plantearían la posibilidad de un gran aeropuerto para Madrid en una zona adecuada donde no se perturbe la vida de los ciudadanos y Barajas quedaría como un gran museo de los horrores con tantos males causados a los sufridos viajeros: retrasos, cancelaciones, nieblas...

Un aeropuerto en la ribera de un río, ¿cómo no va a tener nieblas?, y tantas agresiones medioambientales a ciudadanos indefensos. De esa forma Barajas pasará de ser una pesadilla para todos, incluidos los gobernantes, al recuerdo de un mal sueño.

Pero uno ya no cree en la utopía y, siguiendo un consejo de un buen amigo, esperaré a una huelga de controladores o cualquiera de las muchas que paralizan el aeropuerto para intentar vender mi casa y marcharme a vivir a algún sitio donde se respeten formas civilizadas de existencia... Eso es lo que me pide el cuerpo, pero cuando no tenga más remedio que venderla no trataré de engañar a nadie, expondré la situación con toda su crudeza al posible comprador porque a mí sí me gusta repetar a mis semejantes.- Algete, Madrid.