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El trazo firme de Picasso octogenario refleja en la "Suite 156" la historia del desnudo femenino

El genio y la prolífica creatividad de Pablo Picasso se mantuvieron intactos hasta su muerte. Frisando los 90 años, el artista vivía con su esposa Jacqueline en la Costa Azul, volcado en el trabajo de grabados sobre plancha de cobre. El resultado fue la Suite 136, una colección realizada entre enero de 1970 y marzo de 1972 que constituye su última obra gráfica y la última exposición en vida del artista. La Suite 156 se exhibe desde ayer en la sede del BBV en Bilbao."Refleja la historia del dibujo del desnudo, del arte que Picasso vio", dice su comisario Kosme de Barañano.

Antes de comenzar el recorrido por las dos salas de la antigua sede del BBV en San Nicolás en las que se ha dividido la Suite 156, el comisario advierte que se trata de una exposición densa y abigarrada. "Y es así porque densa fue la intención de Picasso", explica Barañano. Junto a la colección completa de los grabados de la Suite 156, propiedad de un coleccionista vasco que la adquirió a Marina Ruiz Picasso, se exhiben ocho dibujos y dos planchas de cobre, cedidos por la heredera del pintor y la galería Jan Krugier&Ditesheim de Ginebra. "Las planchas son dos anécdotas interesantes para que el gran público conozca como se hacen los grabados", señala el comisario. "Revelan la fuerza de muñeca y trazo de Picasso con casi 90 años". Los grabados repiten una y otra vez el tema del cuerpo femenino desnudo. En ellos destaca Barañano la referencia constante de otros artistas que abordaron el desnudo en sus obras -Rembrandt, Rafael, Goya, Coubert, Ingres, entre ellos-,pero sobre todo está presente Degas. "Picasso llegó en 1900 a París y conoció a Degas, el gran pintor del momento, un anciano que visitaba los burdeles para tomar modelos", recuerda el comisario. El pintor impresionista aparece en un buen número de grabados de la serie, retratado como el mirón que desde un rincón observa a las mujeres desnudas, que se comportan con entera libertad en el interior de los burdeles. Picasso tomó está composición de unos monotipos con temas de burdeles y prostitutas realizados por Degas que compro en los años 50. "Picasso mira cómo miraba Degas", prosigue. "No es el desnudo académico lo que busca sino desnudo natural del burdel". El último grabado de la Suite 156 fue hecho en la primavera de 1972. Un año más tarde, el 8 de abril de 1973, falleció Picasso. La Suite al completo estaba entonces expuesta en una galería de París. Barañano ha pretendido recrear en la exposición el juego de correlación que une toda la serie de grabados. Parte de ellos, incluso, se han colocado pegados, en un intento de simular los fotogramas de una película. "La secuencia de Picasso, en estos 156 fotogramas", dice el comisario, "se asemeja a la rapidez de sucesión de escenas y golpes de cámara del cine de Scorsese" Los grabados no están acompañados de las cartelas que, normalmente, permiten al visitante de las exposiciones conocer el título de la obra y sus características técnicas. "156 cartelas son excesivas", argumenta Barañano. "Es casi una exposición de cartelas". No obstante, la Suite 156 está presentada con una vocación didáctica, que se refleja una serie de paneles. En ellos se explica la estrategia formal que emprendió Picasso en cada imagen, y las referencias a composiciones de otros pintores. "Los paneles rebelan, como una pequeña clase, qué estaba en la mente de Picasso, lo que había visto en la obra de otros artistas. Es un cóctel de la historia del desnudo".

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