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ADIÓS A UN CIUDADANO

Vicent Ventura, el socialismo valencianista

Para toda una generación de valencianos, Vicent Ventura fue un referente ineludible. Nos enseñó que en este país difícilmente se puede aspirar a una sociedad mejor, a una sociedad más justa, sin plantearse el futuro de los valencianos como pueblo. Nos enseñó que el socialismo valenciano, si quería ser coherente, había de ser valencianista. El aula en la que un servidor recibió el chaparrón de socialdemocracia, de sensibilidad nacional y de moderación y posibilismo fue el Passatge del carrer de la Sang de la ciudad de Valencia, donde estaba la Librería Dávila. Corrían los primeros setenta. A Ventura se le valoraba entonces ya como agitador cultural, como europeísta militante, como periodista. También, por mantener el hilo de la reflexión sobre la economía valenciana antes de que surgieran los primeros profesionales del ramo de la Facultad de Económicas de Valencia (él solía decir que conocía la economía valenciana porque había dado la mano personalmente a "todos" los empresarios valencianos). En definitiva, como impulsor de las más diversas iniciativas, todas encaminadas a llenar el inmenso vacío de conocimiento que la sociedad valenciana tenía de sí misma. Pero había un Ventura, además, que se implicaba personalmente en la búsqueda de instrumentos para el cambio, de lugares de encuentro entre la conciencia social y la conciencia nacional de los valencianos. Fue muy sintomático que impulsara la creación de Comisiones Obreras en el País Valenciano en un acto en uno de los pocos espacios de valencianidad cultural existentes, Lo Rat Penat, en los sesenta. O que favoreciese el protagonismo sindical en la vida cultural, asistiendo al acto de conmemoración del centenario de Ausiàs March organizado por UGT, en 1997. Por poner sólo un par de ejemplos. A algunos, Ventura nos ganó para su causa también porque su testimonio personal rezumaba sinceridad, pasión y conocimiento de la realidad. Estuvimos con él en los GARS (Grups d"Acció i Reflexió Socialista), antes de la creación del PSPV. Estuvimos con él en el PSPV. Y aun hoy nos preguntamos qué caray pasó para que en 1976 no supiésemos compatibilizar su liderazgo y nuestra irredenta vocación asamblearia de la época. Personalmente, sólo tengo una respuesta: nuestra propia inmadurez política, la de todos, en unos momentos en que la luz de las previsibles libertades políticas nos deslumbró. Permítasenos soñar en una transición política valenciana con el liderazgo socialista de Vicent Ventura. La compleja humanidad de Vicent Ventura no impide que podamos tener una clara imagen de lo que ha significado, y significará en el futuro, el legado social y político de este valenciano ilustre: la posibilidad de una visión del mundo, de Europa o de España desde nuestra condición de ciudadanos valencianos comprometidos en la paz, la solidaridad y la justicia. La posibilidad de un socialismo valencianista.

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