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Reportaje:

Pisotón a Le Pen

El semanario 'Charlie-Hebdo utiliza una argucia legal para hacerse con las siglas del Frente Nacional

Al ultraderechista Frente Nacional francés, Papá Noel no sólo le traerá carbón electoral, sino que, además, puede que le deje sin nombre. Creado en 1972 por Jean-Marie Le Pen, la propiedad de la marca FN no ha sido renovada en los últimos diez años ante el INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Industrial), de manera que el nombre Front National y sus siglas, FN, vuelven a ser de dominio público. O mejor dicho, volvían a serlo, ya que la revista satírica Charlie-Hebdo acaba de apropiarse de ellas. Para un FN dividido en dos, en plena guerra entre lepenistas y partidarios de Bruno Mégret, ésa es la gota que hace rebosar el vaso. "Reiría si no tuviese otra cosa que hacer", declaró ayer una malhumorada Marine Le Pen, una de las tres hijas del presidente del partido ultraderechista. "Si alguien de verdad quiere arrebatarnos el nombre de FN, va a quebrarse los dientes en el intento. Lo de Charlie-Hebdo es una maniobra grotesca e ilegítima".En el INPI han confirmado que Charlie-Hebdo ha registrado el nombre y que no han constatado irregularidad alguna en la iniciativa. "De momento nos divertimos. Veremos lo que dicen los abogados del INPI ante el recurso presentado por el FN", declara la periodista Anne Kerlach, redactora de Charlie-Hebdo, un semanario con una larga historia y que siempre se ha distinguido por sus críticas contra los movimientos fascistas. El FN ha sido blanco de sus caricaturas más sangrantes y Le Pen y los suyos se han querellado varias veces contra la publicación, siempre infructuosamente. Ahora, mientras Le Pen ve felones y traidores por todas partes, mientras expulsa "minorías racistas y extremistas" que le reclaman un congreso -más de 14.000 afiliados han firmado la carta solicitándolo-, Charlie-Hebdo se apunta a costa del FN un auténtico éxito mediático al privar al partido de nombre justo cuando éste era objeto de disputa entre dos facciones que se autocalifican de legítimas.

El Frente Nacional no puede alegar en su defensa anterioridad y continuidad en la utilización del nombre, dicen los abogados de Charlie-Hebdo, ya que "la fórmula Front National fue empleada justamente por franceses resistentes que luchaban contra la ocupación nazi en el norte del país. Queremos restituir el nombre a sus auténticos propietarios". "Es una bufonada", clama Le Pen, al tiempo que envía a las tinieblas exteriores a Bruno Mégret, Serge Martinez, Daniel Simonpieri, Jean Yves Le Gallou, Franck Timmermans, Philippe Olivier y Pierre Vial, hasta ayer militantes distinguidos del FN. "Quien sabe amar, sabe castigar", resumía el iracundo presidente. "Me limito a ejercer mis funciones en el marco de los estatutos del partido. A veces esas funciones comportan adoptar decisiones difíciles". Y es así como Le Pen, que se autocompara a César, expulsa a Mégret, delegado general del FN. "Yo no espero que Brutus me apuñale, sino que saco la espada antes y se la clavo al traidor", dijo en un arrebato de modestia asesina.

Los expulsados, que juegan con la sonoridad de la lengua francesa para decir que "después de los procesos de Moscú llegan los procesos de Saint Cloud", en referencia a la localidad donde se encuentra la sede central que conserva Le Pen, no han dejado de celebrar por lo bajini la iniciativa de Charlie Hebdo, máxime cuando el nuevo brazo derecho de Le Pen, Bruno Gollnisch, les acaba de amenazar con llevarles ante los tribunales "si utilizan el nombre de Front National".

De pronto, ante las elecciones europeas del próximo junio, el peligro ya no es que se presenten dos listas bajo las siglas FN, sino que no pueda presentarse ninguna. "Tenemos hasta junio para explicar lo que sucede a los electores", declaraba ayer un comedido Serge Martínez, ya exfinanciero y organizador del sector crítico del FN, "y éstos, en las últimas regionales, cuando Le Pen no quiso presentarse, dieron a las listas encabezadas por Bruno Mégret el mayor número de votos que nunca ha obtenido el FN. De momento, un tercio de los militantes está con nosotros".

Los partidarios de Le Pen, muy crispados, amenazan con un clásico: "Quien ríe último, ríe mejor". Los de Charlie-Hebdo se conforman con menos: "Si al final todo queda en nada, a nosotros nadie nos privará de habernos reído un buen rato". A costa del FN, de los dos FN, de Mégret y de Le Pen.

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