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Entrevista:ANDALUCÍA, SIGLO XXI

"Sería bueno que el sol se apagara un día para que supiéramos lo que vale un peine"

MANUEL LOSADA VILLASANTE CATEDRÁTICO DE BIOQUÍMICA Este sevillano trabaja con sigilo y sin pausa en un despacho del Centro de Investigaciones Científicas de la Cartuja, el mismo lugar desde el que salía la Cabalgata de la Expo. Es coautor del libro "Los elementos y moléculas de la vida", un apasionado recorrido por las diferentes disciplinas científicas que han interesado a este discípulo de Severo Ochoa.En Carmona, su pueblo, no había instituto de bachillerato. Allí ya se estaba incubando el químico, el farmacéutico, el biólogo. Manuel Losada Villasante hacía experimentos en una buhardilla y se doctoró en la botica de su tío. Un cura, don José Martínez, le enseñó Latín. Se benefició de las enseñanzas de su paisana Isabel Ovín, la primera mujer licenciada en Químicas por la Universidad de Sevilla. El resto fue simple genética: las inquietudes de su padre, pionero de muchas cosas, que creó la Unión Olivarera, practicó la arqueología y fabricaba ungüentos y pomadas en la cocina de su casa. Hace suya la máxima de D"Ors: "Lo que no se entiende, envenena". P. ¿Hay verdades inmutables en la ciencia? R. Hasta el siglo XVIII siempre se creyó que las plantas, de las que nos alimentamos todos los seres vivos, se nutrían de los cuatro elementos clásicos de los griegos: aire, agua, tierra y fuego. El gran descubrimiento son esos microorganismos, no más de seis o siete, las moléculas. P. ¿Qué es lo que más le sigue sorprendiendo? R. Que algo tan huidizo y efímero como la luz sea captada y transformada en biomasa. P. ¿En el laboratorio se encuentra la justa medida del hombre? R. Un hombre son 100 vatios, ni más ni menos. Un ingeniero americano, Kettering, se hizo multimillonmario al descubrir la puesta en marcha automática de los coches. Le sorprendió tanto comprobar la capacidad de convertir la luz solar en biomasa que decidió crear una fundación. P. ¿Dónde estamos? R. El sol es una central nuclear gigantesca en la que se produce la fusión; no hay que confundirla con la fisión que se hace en las centrales nucleares mediante la rotura de los átomos y que crea problemas como los de Chernóbil. La luz solar irradia en todas direcciones y se convierte en una energía del orden de un millón de toneladas por segundo. El equivalente que llega a la tierra es un kilo por segundo. P. ¿El sol es el nombre científico de Dios? R. Si alguna vez llegaran los científicos a imitar al sol estaríamos ante la fusión definitiva.. Hay muchos enigmas y una verdad: la biosfera es muy frágil. P. ¿Somos conscientes de esa fragilidad? R. A veces le pregunto a los taxistas que con qué andan sus coches. Unos dicen que con gasolina, otros que con gasoil. ¿Y el aire? Vamos al mercado y compramos carne, pescado, fruta y la pagamos. Como el aire es gratis, no le damos importancia. Lo que es gratis y obvio interesa menos. Estamos vivos porque comemos por la boca y respiramos por los pulmones. P. ¿Cómo combatir esa obviedad? R. Sería bueno que el sol se apagara sólo un día. Nos íbamos a enterar de lo que vale un peine. P. ¿Hay que temer a los agentes externos o a la autodestrucción? R. En las conferencias de Tokio y Buenos Aires se está insistiendo en el efecto invernadero. Se está agujereando con la actividad industrial la capa de ozono que filtra el efecto dañino de los rayos ultravioletas. P. ¿El vertido de Aznalcóllar es una venganza de la naturaleza o una secuela del progreso? R. Lo que hace la naturaleza es casi perfecto. El hombre está aprendiendo mucho, pero el progreso es un arma de doble filo. Hasta ahora, pese a catástrofes y terremotos, la biosfera era ideal, pero el hombre está produciendo trastornos en el medio ambiente y el tributo puede ser muy caro. P. ¿Existen en la ciencia la bondad y la maldad? R. El monóxido de nitrógeno es responsable de la contaminación que producen los vehículos de motor, de que se destruya la capa de ozono. Y sin embargo, a unos cuantos sabios les han dado el Nobel de Medicina por descubrir que el óxido nítrico es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema circulatorio y que es el principio activo de la Viagra. P. ¿No se merecía el Nobel el inventor de la Viagra? R. Alfred Nobel, creador de los premios, tenía una enfermedad del corazón, pero se negó a tomar las pastillas de nitroglicerina que le aconsejaron los médicos. Un siglo después, un Nobel que también se merecía el hondureño Santiago Moncada lo han obtenido por las investigaciones del óxido nítrico, principio activo de la nitroglicerina. P. ¿Andalucía es de letras? R. La revolución científica empieza en el siglo XVII. Los científicos además de observar comienzan a experimentar. Se descubren siete inventos: el microscopio, el telescopio, el péndulo, el termómetro, el barómetro, la balanza y la bomba de vacío. Lo primero que le digo a los jóvenes es que hay que hacer experimentos. En eso perdimos el salto en España. Sevilla fue la capital científica. En la Casa de la Contratación aprenden a navegar los ingleses. En vez de experimentos, nos dedicamos a discutir y perdimos el tren. Volví de Alemania, Dinamarca y California a Sevilla; me dijeron que venía a una zona donde sólo se cotizaban las artes y las letras. Estaba todo por hacer. Ahora hay miles de biólogos, quizá demasiados. P. ¿Hay pasión en la ciencia? R. Como les pasa a los escritores, si no se está obsesionado con algo, si no se está esclavizado, sin esa servidumbre no se consigue nada. P. ¿Qué le parece el foro Andalucía Nuevo Siglo? R. El conocimiento científico y la juventud son la principal riqueza de una nación. La mayor riqueza de Andalucía ahora mismo es lo natural, nuestro clima, nuestro sol, nuestras playas, nuestras sierras. P. Un vanguardista como Tapiès ha confesado que no sabe manejar el video. ¿Son manitas o manazas los científicos? R. A Einstein le parecía muy complicado conducir un coche. No usaba calcetines y veía una barbaridad usar un jabón para lavarse y otro para afeitarse. En un libro-homenaje a Severo Ochoa cuando cumplió 70 años, Dalí ilustró la portada con una cita de Einstein: "Dios no juega a los dados". P. ¿Qué queda del espíritu de la Expo en este centro de Investigaciones Científicas de la Cartuja? R. Por ejemplo, un programa común sobre extremófilos con Costa Rica, un paraíso para la genética.

"Compramos la carne y el pescado en el mercado; como el aire es gratis, no nos importa"

Manuel Losada Villasante. 68 años. Nació en Carmona (Sevilla). Alumno de Severo Ochoa. Fundó la primera cátedra de Bioquímica en Andalucía. Licenciado en Farmacia. Premio Príncipe de Asturias. Casado. 4 hijos.

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