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El sexo como otra cosa

Dos lecturas sobre el sexo. Lectura a): Guillermo Enrique Hudson es un estudiosos de las aves, anglosajón-argentino, que opta por irse a vivir a UK a los treinta y pico años. Allí escribe el grueso de su obra, en la que destacan un par de libros de vivencias autobiográficas. Uno sobre la Patagonia. La Patagonia es un desierto. En la Patagonia no hay nada. Hudson escribe sobre lo único que había en la Patagonia cuando estaba él: él. Explica que sólo en un desierto el hombre puede realizarse a sí mismo. Compara la sobriedad del hombre del desierto con el hombre urbano occidental. Y explica el hombre urbano occidental como un ser al que el trabajo le ha trastocado su capacidad creadora. El único margen de capacidad creadora que le queda es el sexo, de manera que no crea nada, sólo sexo. Para Hudson, el hombre moderno es, por tanto, un ser alienado y obsesionado por un solo tema. Lectura b) En uno de los dos volúmenes de memorias de Juan Goytisolo, el autor conoce esta extraña historia. Se trata de un marido ejemplar que cada viernes va de putas. Se lleva una lata de comida preparada. Pongamos, una fabada. Introduce los alimentos por una ranura de la mujer alquilada y, luego, paga, se va a casa, cena la fabada con su señora y ven juntos Apostrophes. Goytisolo se ríe y ridiculiza ese comportamiento. Luego, se le congela la sonrisa en los labios: descubre de pronto que el hombre de la fabada se conoce a sí mismo. Sabe lo que quiere. Es libre. La vida del autor que escribe sus memorias cambia unas décimas con ese descubrimiento asombroso. El sexo como A o como B. De a) y b) se deduce que el sexo es un diálogo con lo más profundo de nosotros -caso b)- o una interrupción definitiva de ese diálogo -caso a)-. La vida es rara y el sexo se parece mucho a la vida. Bueno, voy a Barnasex 98, VI Festival de Cine Erótico de Barcelona, que hoy se cierra en La Farga de L"Hospitalet. Puestos de productoras de filmes, de distribuidoras de filmes, objetos para practicar la sexomaquia. Varios cajeros automáticos para adquirir pelis fuera del horario de venta al público, que testifican que, fuera del horario de venta al público, es cuando aprovechamos para dialogar con nosotros mimos o para aplazar el diálogo. En un escenario varias chicas hacen coreografías de bar de Vietnam 1970. El público (señores, señoras, matrimonios) los observa con cara de aplazar el diálogo, de practicar el diálogo o, simplemente, y como es el caso, con cara de, guau, el lobo de Tex Avery. El sexo en dos momentos.Conversación con una chica del escenario. Sara Bernat (Barcelona, 1976), vestida, glups, de faena. Antes era azafata -"suelen repasarte más cuando vas vestida de azafata que cuando vas desnuda"-. Hace un par de años empezó a trabajar en Bagdag, con su novio. Ha rodado pelis con J. M. Ponce. El sexo: "Es un juego. Te lo pasas bien practicándolo y, en mi caso, me posibilita no trabajar". "El sexo y el amor son dos chips diferentes. Con amor o sin amor, el sexo te hace reír. A mí me da un punto de alegría". "¿Lado oscuro?, ¿mal rollo? No sé lo que es eso. Supongo que la chispa del mal rollo no es el sexo, es la vida. Mi vida no es traumática. Tampoco mi sexo". Conversación con Mari Bianco (Barcelona 1957), pornostar del cine peninsular -en su última peli, Piernas callejeras, interpreta el arriesgado papel de la Marquesa de la Almeja-. Va con zapatos de ir a liarla. Gasta la belleza de la vida vivida. "El sexo es un aspecto placentero. Durante unas etapas te apetece más que en otras". El aspecto mal rollo: "El mal rollo es cuando te has equivocado. Todo el mundo lo conoce. A cualquier edad. Cuando tienes un momento bonito, lo olvidas". El diálogo: "El ser humano tiende a la autodestrucción. Cuanto más aprendes sobre ti, más tendencia a la autodestrucción adquieres". "Hay gente que nunca aprende. Y que nunca se autodestruye". El sexo de masas: "Es curioso, pero en un espectáculo sexual, la mayoría del público se comporta como si viera algo de Shakespeare. Como si viera otra cosa".

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