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CRÍTICATEATRO

Una dualidad campechana

La increíble historia del Dr. Floit & Mr. Pla De Els Joglars. Intérpretes, Jesús Agelet, Xavier Boada, Jordi Costa, Ramón Fontseré, Minnie Marx, Dolors Tuneu, Xevi Vila. Vestuario, Mariel Soria. Escenografía, Albert Boadella, Dino Ibáñez. Traducción castellana, Arcadi Espada. Dramaturgia y dirección, Albert Boadella. Teatro Principal. Valencia, 15 de octubre.Yo no sé si a Boadella le ha dado por la logomaquia, pero en cosa de pocos años ha pasado de hacer un teatro silencioso a componer una obra de dos horas en la que no paran de hablar. Será porque el escritor Josep Pla, uno de los ejes de este montaje, era un gran conversador, sin olvidar que los patricios de la cultura catalana, otro de los ejes de la obra, tampoco son mancos a la hora de largar. O a lo mejor porque Boadella se encuentra con las prisas de decir las cosas lo más rápidamente posible y con la mayor contundencia verbal. Como es habitual en los últimos trabajos de Els Joglars, también en este montaje se huye de los matices para confrontar las aristas más poderosas de dos maneras opuestas de entender la vida, la patria, el teatro, la catalanidad o lo que sea. En ese sentido, tal vez se le puede reprochar a Boadella que se lo ponga demasiado fácil, al enfrentar a un desagradable empresario a la catalana de toda la vida, que además se ha enriquecido gracias a la fabricación de comida basura entre otros productos detestables, con un apacible escritor de campo muy apegado a la tierra. Se le podría reprochar de no ser porque la habilidad del autor sugiere una amplia zona de ambigüedad en la que ambos personajes vendrían a representar las distintas caras de una misma moneda. Ni Floit ni el señor Pla, sino todo lo contrario, en una dramaturgia que, al fin y al cabo, apela sustancialmente a los matices que simula detestar. La catalanidad es una entelequia, cuando no una argucia codiciosa de beatos aprovechados, y lo que importa es la identidad personal, además de algunos paisajes de la tierra. El talento de Boadella se pierde a veces en su afición por jugar con estereotipos y en su delectación por poner a caldo a los grandes patums de la cultura catalana, desde Bofill a Tàpies pasando por el abad de Montserrat, sin olvidar el insulto directo a colegas como Flotats o Marsillach. Son los momentos que más agradece el espectador, por reconocibles, aunque no siempre sean los más graciosos, en un trabajo que ofrece menos alardes teatrales que otros montajes de Els Joglars y una notable interpretación desdoblada de Ramón Fontseré, gran actor que tal vez corre el riesgo de limitar su registro a la facultad imitativa. Brillante en muchos momentos, aburrido en otros, este Dr Floit & Mr. Pla sitúa a Boadella en el limbo de los finos estilistas que se colocan más allá del bien sin alcanzar del todo el mal.

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