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Entrevista:

RAFAEL PÉREZ ESTRADA ESCRITOR "La situación ante la poesía es efímera"

Rafael Pérez Estrada (Málaga, 1934) es un autor de poesía tardío. A los 32 años se decidió a escribir poemas, en respuesta a "una realidad demasiado pesada". Hace unos días, mientras presentaba una antología poética, El ladrón de atardeceres (Plaza & Janés), en una librería sevillana, recordó que cuando su padre le regaló por vacaciones La voz a ti debida, de Pedro Salinas, siendo un niño, no lo abrió durante todo el verano, emocionado por el título. Dice que para escribir necesita "provocaciones poéticas", que no explica porque las ha convertido en versos. Pregunta. ¿Qué caracteriza a El ladrón de atardeceres? Respuesta. Es una antología, la reunión de una serie de libros anteriores a los que se ha buscado un nombre propio para evitar el nombre de antología. El nexo es mi propia vida, están hechos a lo largo de muchos años. No tienen más en común que las preocupaciones estéticas a las que soy fiel. P. Usted ha dicho que comenzó a escribir para huir de una realidad que se le hacía dura. ¿Cómo la asume? R. Sin equivocaciones. La realidad está ahí y la imaginación aquí. Lo tremendo es cuando se confunden ambas. Procuro tener en mi vida y en mi actividad literaria perfectamente separado lo que pertenece a la realidad y lo que es propio de la imaginación y el deseo. P. ¿Se ha enamorado de algún personaje literario que no sea suyo? R. No, jamás. Ya he dicho que nunca confundiría la realidad con la imaginación. Mis amores son reales. P. De narrativa, sólo ha publicado, el año pasado, Ulises o el libro de las distancias, que además es una novela-poema. ¿Le interesa menos que la lírica? R. Mi única novela es un libro de viajes imaginario. No me surgió la idea de hacerla antes. La literatura es un proyecto abierto a la libertad de expresión, a hacer lo que te apetece. P. ¿Construiría una novela con personajes tomados exclusivamente de otras obras? R. No. Si algo me caracteriza, según dicen los críticos, es la imaginación, y sería absurdo tener que apoyarme en la creación ajena. Es lo último que haría. Lo hecho por otro me puede interesar como lector, pero jamás se me ocurriría recrearlo o tomarlo como modelo. P. ¿Tiene miedo de que le abandone la poesía? R. Si me abandona, no forzaré la situación. Si dejara de tener una capacidad mínima para escribir, no tendría interés hacerlo. La situación ante la poesía es efímera. No siempre escribimos cuando queremos, ni estamos permanentemente en condiciones receptivas para el placer de la lectura. P. ¿Qué opina de las asociaciones de escritores? R. No creo en ellas. Se asocian los banqueros, los comerciantes, pero no los escritores.

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