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EL DEBATE TRAS LA TREGUA DE ETA

Suárez se declara partidario de aplicar la Constitución tal como está

"Hemos alcanzado la madurez suficiente como para podernos permitir, entre comillas, el lujo de modificar la Constitución. Pero yo soy partidario de aplicarla tal como está", afirmó ayer Adolfo Suárez. El ex presidente del Gobierno considera que no merece la pena abrir el melón de una Carta Magna "con una perfección que no ha tenido jamás ninguna otra" en España. A su vez, el también ex presidente Felipe González advirtió de que "quien propone su modificación vinculándola a la salida de la violencia no respeta la democracia".

"Los pactos y los acuerdos que se hicieron entre todas las fuerzas políticas permitieron que por primera vez tuviéramos una Constitución elaborada por todos y que sirviera para todos", recordó ayer Adolfo Suárez en Protagonistas, de Onda Cero, a propósito de la Carta Magna de 1978. "Aun con sus imperfecciones", matizó, "tiene una perfección que no ha tenido jamás ninguna otra".Por eso Suárez rechaza la necesidad de cambiarla y se declara partidario de, sencillamente, "aplicarla, y aplicarla como está". "Permitió", explicó, "que en la etapa preconstitucional, en 200 días, consiguiéramos lo que no se había podido conseguir en 200 años: que no se persiguiera a nadie por sus ideas políticas, que se respetaran las tradiciones de los demás...".

"Hemos alcanzado la madurez suficiente", dijo, "como para podernos permitir, entre comillas, el lujo de modificarla. Pero habría que saber muy bien el principio y el fin de ese deseo", comentó para concluir que la Constitución "puede llevar a situaciones un poco más complicadas", pero que, en definitiva, no merece la pena abrir el melón de su reforma.

Suárez también puntualizó que no considera factible una ruptura de la unidad de España porque "sería una irracionalidad". "Y quiero pensar que la mayoría de los españoles somos muy racionales", apostilló. Al respecto, apuntó: "Me parece completamente absurdo que pretendamos, desde una supuesta opinión política, romper el Estado de Europa más antiguo en su actual configuración". En relación con la tregua de ETA, el ex presidente del Gobierno con la UCD indicó: "Si la razón existe en la mente de los dirigentes, creo que lo normal es que dejen de matar y que se aprovechen al mismo tiempo de la Constitución y del talante de la inmensa mayoría de los españoles, que quieren la paz y que, además, consideran injusto, intolerable, inadmisible..., que se pegue un tiro en la nuca en defensa de unas ideas políticas cuando existe libertad. [La violencia] tiene que acabar porque es irracional que en un sistema democrático unas supuestas ideas se defiendan con las armas".

En el mismo programa radiofónico, González insistió en que "quien proponga cualquier tipo de modificación" de la Constitución "vinculándola a la violencia o a la salida de la violencia no está respetando las reglas" y, por tanto, la democracia. En ese caso, denunció, se estaría dando "una opinión condicionada por el miedo a las pistolas".

El ex presidente socialista afirmó que la Carta Magna "no tiene por qué ser un texto que uno acepte en sus contenidos al ciento por ciento" y, en ese sentido, precisó que "su virtualidad es que es la de muchísimos españoles, aunque no estén de acuerdo [con ella] en su totalidad".

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Para González, el acercamiento a Euskadi de los presos etarras sería un gesto que "podría beneficiar la prolongación de la tregua", pero, añadió, tendría que ser "medido", relacionado con los reclusos que se encuentren "en la línea de la reinserción".

"Todo el esfuerzo habría que dirigirlo", señaló, "a convertir algo que parece indefinido en definitivo sin que por eso tuviera por qué recibir un premio político". Así, recriminó al Ejecutivo que preside José María Aznar que no esté realizando una auténtica "política de Estado", ya que "tendría que recuperar el consenso con el señor Pujol y, si fuera posible, con el PNV".

También otro ex presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, se mostró reacio a reformar la Constitución a pesar de reconocer que "no es perfecta, es perfectible, es reformable" y que el texto "dejó abiertas" cuestiones como el Título VIII. "Tengo cierta resistencia a reformar una Constitución que ha funcionado bien", aseguró el que fuera ex presidente con UCD, sobre todo considerando que en cuestiones como las de regulación de las autonomías "una interpretación más flexible puede ser bastante para que todos se sientan a gusto", añadió.

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