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40 jóvenes "okupan" la antigua comisaría de la policía local de Rivas

La vieja comisaría de la policía local de Rivas-Vaciamadrid (22.620 habitantes), deshabitada desde junio, cuando los agentes se trasladaron a sus nuevas dependencias, se ha convertido en un centro okupa. Cerca de 40 jóvenes se colaron en el edificio, lo han tomado y han hecho de él su nueva sede para talleres de filosofía, cocina o literatura, entre otros. El equipo de gobierno local, de IU, asegura que antes de fin de año el inmueble okupado albergará la nueva Casa de la Mujer.

Al alcalde de Rivas, Fausto Fernández, de IU, no le ha hecho ninguna gracia la okupación. "Espero que abandonen el edificio que han ocupado, por su propia iniciativa. Han hecho mal, porque en ningún momento se han dirigido al Ayuntamiento para consultar nada. No estamos dispuestos a sentarnos a hablar con nadie con esa actitud. No trabajamos desde el chantaje. Aunque tampoco vamos a usar la fuerza [para echarles del edificio]", explicó ayer Fernández.Pero la okupación tiene los días contados: "La comisaría albergará en noviembre la nueva Casa de la Mujer", señala Fernández. Al lado, en lo que ahora es la Casa de la Música, se construirá una nueva Casa de la Juventud. "Esperemos que la usen [los okupas]", apunta el regidor. La Casa de la Música se traslada, a su vez, a la nueva Casa de la Cultura. Se trata de un edificio que cuesta 480 millones y en el que también habrá espacio para la Concejalía de Cultura y un auditorio.

Un piso piloto

El edificio de la vieja comisaría, situado en el parque de Asturias, era, en origen, según Fernández, "un piso piloto" que desde hacía cinco años albergaba las dependencias policiales. Pero el inmueble se quedó pequeño, puesto que el Cuerpo de Policía Municipal ha pasado de contar con 13 agentes hace tres años a 31 en la actualidad. Ese crecimiento ha discurrido en paralelo al de la población: en el censo de 1991, Rivas tenía 14.700 habitantes. Ahora tiene 27.000. El servicio policial requería de mayor espacio, y en junio se trasladó la comisaría a un nuevo inmueble cuya construcción ha costado 300 millones de pesetas, de los que la Comunidad ha aportado 180 y el Ayuntamiento el resto.Pero a 40 jóvenes de la localidad no les ha gustado ver la vieja comisaría abandonada. Para sacarle provecho, hace una semana alguno se coló en el inmueble. Tomaron el edificio y en una asamblea acordaron bautizarlo como La Seta Roja. Desde entonces han decorado el edificio, por fuera y por dentro, con pintura de aerosol y han escrito cartas a los vecinos para animarles a participar en alguno de los 15 talleres que han organizado: filosofía, cocina, literatura, poesía... Ellos son sus propios profesores y alumnos.

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