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Promesas

Los mercados de valores efectuaron ayer una recuperación de posiciones casi al unísono, al igual que hicieron la semana anterior, aunque esta vez no han buscado motivo alguno de justificación.

Las reacciones técnicas son habituales en momentos de volatilidad elevada, y el actual lo es, y la de ayer no tiene mayores consecuencias, ya que las causas de las diferentes crisis siguen ahí, esperando las soluciones.

Rusia sigue el modelo japonés, consistente en cambiar los peones de sitio para ganar tiempo, o para perderlo, mientras que los mercados se contentan con las promesas de solucionar las cosas por parte de los que acceden al cargo.

Un globo sonda situaba la rentabilidad de la deuda rusa reconvertida en torno al 15% algo que los inversores acogieron con sonrisas debido a la inestabilidad del rublo, que puede perder esa cifra en un sólo día. Aunque la deuda esté nominada en dólares, reunir dinero para pagar el 15% ya parece toda una hazaña debido a la situación de las finanzas rusas.

En cuanto a Japón, de momento sólo ofrece el silencio como respuesta a sus problemas, aunque la cotización del yen se está acercando otra vez a la zona de las 145 unidades por dólar. Los problemas en Latinoamérica, por otra parte, están en fase de elaboración, entendiendo ésta como la primera parte de un proceso en el que se ven involucrados los mercados de valores y los de divisas, los primeros como proveedores de fondos y los segundos como lugar de transformación de las divisas locales en dólares.

Mientras que nada cambia, las bolsas se han tomado un respiro y esperan novedades en plena tensión. La subida del diferencial de la deuda española con la alemana hasta los 0,50 puntos no sentó nada bien a los inversores, puesto que supone una discriminación del mercado hacia los productos denominados en pesetas, precisamente en un momento muy delicado en el que la confianza es una condición indispensable para aguantar.

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