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Tribuna:VERANO 98
Tribuna
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La voz

DE PASADA

La habitación está pintada de negro, aislada del resto de las salas por tupidas cortinas que aislan su oscuridad de los visitantes. Estamos en el Museo Reina Sofía de Madrid. La habitación está casi vacía, llena de no voz. En la pared de la izquierda un haz de luz señala un papel: un certificado de defunción. Al fondo, una proyección de cine repite sin cesar, encadenada con cadencia de pesadilla, una brevísima secuencia: un hombre vestido de tétricos ropajes negros gesticula delante de un telón pintado con planetas. Cuando le vemos mover los labios sólo suena el silencio. "Un silencio que inclina las frentes hacia el suelo", escribió ese hombre disfrazado y mudo. Salimos de la habitación sobrecogidos. Entramos en la luz. Una fotografía radiante y teatral del mismo personaje mudo preside una especie de refectorio: una mesa poblada de libros escritos por él. Los visitantes se nutren de su palabra sin sonido. La muerte es metáfora luminosa. Estamos en la exposición documental mejor montada nunca sobre Federico García Lorca. Llegará a Granada en diciembre. Dentro de una semana se recordarán las balas que en el barranco de Víznar acabaron con su vida: 18 ó 19 de agosto de 1936. Su certificado de defunción fue expedido en abril de 1940. Las imágenes de cine se filmaron en 1932 siguiendo la actividad del teatro universitario La Barraca: Federico interpretaba el personaje de La sombra en La Vida es sueño, de Calderón. No le oímos: el mejor rapsoda de su generación, el que cantaba con un timbre pastoso y seductor, el soberbio repentista, es el único personaje de su grupo que no ha dejado su voz grabada, en un siglo donde la tecnología te obliga a registrarte para demostrar tu existencia. Durante toda la semana, en la sala Clamores de Madrid, una mujer cubana se ha puesto delante de un público fascinado a hablar, tocar la guitarra y cantar su obra, su vida. La compositora Marta Valdés -una de las más grandes que ha dado la isla- ha logrado que sus canciones y palabras convocaran cada noche a artistas de Cuba (Gema y Pável), Andalucía (Martirio, Raúl Rodríguez), Zaragoza (Alicia Fernández) y Colombia (Claudia Gómez) para suscribir espontáneamente desde el corazón el lema creador de Lorca: "Amor y disciplina". Si leyendo las palabras de Federico le ponemos voz, al tararear a Marta estrechamos la distancia y levantamos bloqueos. También, como la muerte, es metáfora la lejanía. La voz es una sola.

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