Portugal decide hoy si despenaliza el aborto en el primer referéndum de la democracia
El primer ministro se opone a la liberalización promovida por las juventudes de su partido
Los portugueses decidirán hoy la despenalización del aborto durante las 10 primeras semanas de embarazo en el primer referéndum de toda su historia democrática. La consulta no será vinculante si no vota el 50% del censo electoral (cerca de 8,5 millones), pero las autoridades ya han señalado que, en ese caso, la decisión sería tomada en cuenta. Todas las encuestas auguran una clara victoria del sí, a pesar de una paradójica campaña en la que el primer ministro socialista, Antonio Guterres, católico practicante, se opone a la liberalización, promovida precisamente por las Juventudes Socialistas.
Los portugueses decidirán hoy sobre la despenalización del aborto durante las 10 primeras semanas del embarazo en el primer referéndum de toda su historia democrática. La consulta no será vinculante si no vota al menos el 50% del censo electoral (de cerca de 8,5 millones), pero las autoridades ya han señalado que, en ese caso, la decisión sería tomada en cuenta. Todas las encuestas auguran una clara victoria del sí, a pesar de una paradójica campaña en la que el primer ministro, el socialista Antonio Guterres, católico practicante, se opone a la liberalización.En contra de su anunciado silencio, el primer ministro portugués aprovechó el último día de campaña para reiterar su rechazo a la despenalización del aborto, aprobada por el Parlamento, a propuesta de las Juventudes Socialistas, y que hoy se refrenda. En un comunicado al Jornal de Notícias, de Oporto, Antonio Guterres, explicó que el debate social no alteró su convicción, "que es bien conocida por todos los portugueses". "Preferiría que el referéndum incidiese sobre las condiciones objetivas que podrían justificar la despenalización de la interrupción del embarazo, en función de una ponderación de valores a realizar en conciencia por cada ciudadano", dijo.
La conocida posición de Guterres provocó la ausencia de una campaña institucional del Partido Socialista y del Gobierno a favor del sí y la utilización de su imagen y sus convicciones por parte de diversos movimientos en contra de la despenalización. Este aprovechamiento fue criticado por el líder de las Juventudes Socialistas e impulsor del proyecto, Sérgio Sousa Pinto, quien lo calificó de "ilegítimo e indigno".
El responsable de las JS sostiene que Guterres se encuentra más próximo a la despenalización, aprobada en 1984, y que ahora se pretende ampliar, que a las perspectivas criminalizadoras de la interrupción voluntaria del embarazo que defienden la mayoría de los movimientos por el no.
Contra de las tesis de la Iglesia, el obispo de Braganza, António José Rafael, defendió el uso de anticonceptivos antes que aprobar la ley del aborto, que calificó como algo peor que el holocausto. El obispo llegó a afirmar que, si el referéndum aprueba la despenalización, sentirá vergüenza de ser portugués y reconocerá el fracaso del mensaje de la Iglesia.
Sus polémicas declaraciones no fueron radicalmente contestadas por los responsables de los partidos políticos, y sólo el párroco de Vila Flor y coordinador del Proyecto Vida en el distrito de Braganza, Delfim Gomes, calificó de retrógradas algunas actitudes de la Iglesia.
Por otro lado, la última encuesta realizada por la Universidad Católica para diversos medios de comunicación ofrecía una clara victoria del sí con un 53,2% de los votos, frente al 46,8% del no. Este sondeo, realizado entre 3.000 personas, indicaba que el margen entre las dos posturas se estrechaba, puesto que anteriores encuestas daban una amplia victoria a los defensores de la despenalización.
Críticas comunistas
Por su parte, el líder de los comunistas, Carlos Carvalhas, se muestra convencido del triunfo de la liberalización, aunque calificó de admirable, extraño y escandaloso que los dos partidos mayoritarios hayan abdicado de asumir de forma clara y transparente sus responsabilidades frente a los ciudadanos. A su juicio, el absurdo no tiene límites cuando los grandes partidos votan a favor o en contra de una ley en la Asamblea de la República, pero no tienen posición (institucional) en el referéndum que va a decidir lo que antes defendieron.Todo esto parecería una broma absurda si no fuera porque cada año se registran unos 16.000 abortos clandestinos en Portugal, con grave riesgo para la vida de las mujeres. Los comunistas y las asociaciones progresistas pretenden modernizar una legislación ampliamente superada por la realidad, así como hacer frente a una extendida hipocresía, especialmente entre los médicos.
Algunos sectores de la medicina ya han anunciado que, si vence el sí, rechazarán la práctica de abortos, invocando la objeción de conciencia, un derecho incluido en su código deontológico.
Varias asociaciones progresistas han denunciado la hipócrita actitud de algunos médicos que se niegan a realizar abortos en los hospitales públicos y luego practican esas operaciones en clínicas privadas. Eso sí, a precios exorbitantes.
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