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Sergio García maravilla en El Prat

El joven castellonense, de 18 años, dispuesto a ganar el Open de España de golf

Hasta ayer era un nombre que corría de boca en los círculos internos del golf. "¿Te has enterado de lo que ha hecho en Monterrey?, decía uno. "Sí, fue primero tras la segunda vuelta del torneo del circulto Nike, el escalón inferior de la PGA", le respondía el otro. Todos le seguían, le adoraban desde que cuando tenía 14 años se corrió la voz de que era hándicap 0; y más desde que Severiano Ballesteros, cuando el chaval tenía 15 años, le aupó al podio de mejor promesa del deporte español. Y todos hablaban de que le pegaba a la bola tan largo como Tiger Woods (más de 300 metros), y de que jugaba los hierros de maravilla, y más, y más. Así, hasta ayer, el día de su presentación en sociedad ante el gran público.

Se presentó Sergio García, pues ése es el nombre del prodigio -un jugador aficionado castellonense de 18 años-, agarró el campo de El Prat -escenario del Peugeot Open de España, el torneo bandera del golf nacional- y lo puso de vuelta y media. Terminó la primera vuelta con 66 golpes ( -6: cinco birdies, un eagle y un bogey), a dos de los líderes -el sorprendente español José Manuel Carriles, un jugador que perdió hace un par de años la taljeta del circuito europeo y estuvo a punto de dejar la competición, el estadounidense Jay Townsend y el australiano Greg Chalmers-, llegó a la sala de prensa y declaró: "He venido a ganar". Muy fuerte, aunque matizara: "Pero también a adquirir experiencia". Demasiado viendo el número de golfistas consagrados y de primer nivel que participan en el torneo. Demasiado aunque José María Olazábal -66 golpes también- pusiera un poco las cosas en su sitio: "Este campo es muy corto y si no sopla el viento no hay mayor dificultad en hacer una buena taljeta".

Sólo 32 de los 160 participantes fueron incapaces de romper el par del campo, y entre los que lo hicieron con mayor brillantez, aparte de García, Carriles y Olazábal, estuvieron otro aficionado español, Alejandro Larrazábal (66 golpes), Txomin Hospital (67), Ivo Giner (67) y Miguel Angel Jiménez (67). Severiano Ballesteros, aún emocionado por la orden olímpica que le impuso Juan Antonio Samaranch la víspera -"fue una de las noches más grandes de mi vida", dijo-, firmó una tarjeta regular (69), los mismos golpes que otro gran nombre, el galés lan Woosnam, uno menos que Ignacio Garrido, y dos que el alemán Bernhard Langer (71).

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