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El alcalde afirma que los restos de Velazquez, iran a un lugar relevante "si aparecen"

Vicente G. Olaya

El alcalde José María Álvarez del Manzano, del PP, aseguró ayer a Efe que si los restos del pintor Diego de Silva y Velázquez aparecen bajo el pavimento de la plaza de Ramales "serán colocados en un lugar relevante". El artista fue enterrado, en 1660, en la iglesia de San Juan, edificio que ocupaba la actual plaza de Ramales y que fue derribado en 1810 por José Bonaparte. La Dirección General de Patrimonio considera que es posible que los vestigios del pintor ocupasen la cripta del desaparecido templo. Por ello, su derribo no les habría afectado y podrían seguir, 338 años después de la muerte del pintor, bajo el adoquinado. No es la primera vez que se pretende buscar estos huesos: en 1845 ya se intentó, pero sin éxito.

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Descendencia real

La Dirección General de Patrimonio, que depende de la Consejería de Cultura, abrió a principios de este mes un expediente sobre la posible ubicación de los restos del genial pintor sevillano, a resultas de enterarse, extraoficialmente, de que el Ayuntamiento pretendía remodelar la plaza de Ramales. Según la Ley de Patrimonio, cualquier obra que se realice en zonas protegidas -todo el centro de la ciudad cuenta con esta declaración- debe someterse a excavaciones arqueológicas previas, si así lo determina la consejería que dirige Gustavo Villapalos. La Dirección General de Patrimonio exigió entonces al Ayuntamiento la necesidad de comprobar la existencia de vestigios arqueológicos antes de que sus excavadoras llegasen a la plaza. El Consistorio tiene previsto invertir 260 millones de pesetas en remodelar la glorieta y las calles adyacentes. Quiere sustituir el pavimento por losas de granito -a semejanza de las de la cercana plaza de Oriente-, arbolar la zona y colocar una fuente.

José María Álvarez del Manzano, que afirmó ayer que le haría ilusión localizar los huesos del pintor, piensa que un lugar adecuado para trasladarlos sería la céntrica iglesia de Santiago. Con todo, el regidor es prudente: "Ya veremos si están ahí los restos. Lo que puedo garantizar es que iremos con cuidado. Si aparecen y están ahí, los conservaremos". A pesar de ello, Álvarez del Manzano matizó: "No hay que ser fetichista con las cosas materiales, ya que el cuerpo es algo transitorio".

Supervisión municipal

Franco González, concejal de Izquierda Unida, pedirá en el pleno que la comisión municipal de Cultura supervise las obras de la plaza de Ramales "para que no ocurra el mismo expolio que en la plaza de Oriente". Precisamente ayer, IU llevó las cuentas de la remodelación de la plaza de Oriente al Tribunal Superior de Justicia por una supuesta malversación de fondos. La muerte de Diego de Silva y Velázquez se produjo tras la firma de la llamada Paz de los Pirineos, que suponía la pérdida definitiva de Flandes, Rosellón, Cerdaña y Luxemburgo. El pintor había acompañado a Felipe IV a la isla de los Faisanes, donde el monarca español entregaría además al rey francés como esposa a la infanta Margarita.

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Tras la firma de la paz se corrió el rumor de que el artista había muerto. Pero era sólo una verdad a medias: lo haría pocos días después, al llegar a Madrid, según afirma el historiador Juan Antonio Gaya Nuño en su libro Velázquez. "El viernes 6 de agosto, año del nacimiento del Salvador de 1660, día de la Transfiguración del Señor, a las dos de la tarde, dio su alma a quien para tanta admiración del mundo le había criado", se lee en las crónicas de la época.

Los historiadores actuales consideran que Velázquez murió de una pancreopatía aguda o de una peritonitis, lo que en el siglo XVII se denominaba una "terciana sincopal minuta sutil".

Su cuerpo fue amortajado como correspondía a un pintor de la corte y a un caballero de la Orden de Santiago. Fue vestido ''con manto capitular, con la roja insignia al pecho, el sombrero, la espada, botas y espuelas". Así fue expuesto durante un día, hasta que el cuerpo fue "mudado a un ataúd forrado en terciopelo liso negro, tachonado y guarnecido con pasamanos de oro, y encima, una cruz de la misma guarnición, la clavazón y cantoneras doradas, y con dos llaves". Fue enterrado en la iglesia de San Juan Bautista "con la mayor solemnidad, asistiendo la música de la Capilla Real y varios caballeros de las órdenes, hasta bajar el féretro a la bóveda", según relata Juan Antonio Gaya Nuño.

Un parroquiano más

La historiadora Virginia Tobar, que actualmente está terminando un estudio sobre el pintor y su relación con la arquitectura madrileña, afirmó ayer: "Velázquez fue enterrado en la iglesia de San Juan porque era parroquiano de esa zona de Madrid, vivía en la Casa del Tesoro y trabajaba en palacio". Tobar señala que nunca se ha estudiado detenidamente qué pasó con los restos del pintor. "Es una gran laguna histórica. Es posible que sus restos sigan bajo el pavimento. Pero no se sabe nada en concreto. Se desconoce si fue enterrado en la cripta, en la nave principal o en una capilla. Cabe, dentro de lo posible, que sus restos fueran tapados con una lápida y que ésta siga allí. Pero todo son suposiciones".

Fuentes de Patrimonio afirmaron ayer que no existe ningún grabado o imagen antigua del interior de la iglesia de San Juan. "Sólo se conservan unos planos de la planta [siglo XVII, pero nada que nos indique cómo era su interior, los elementos que la integraban o cómo estaban distribuidas las tumbas", se señaló.

En 1810, José Bonaparte decide derribar la iglesia para crear en su lugar una plaza, la que ahora se llama de Ramales. Los historiadores de la Consejería de Cultura barajan la, posibilidad de que los obreros, con las prisas que requería una orden real, no removiesen los cimientos del templo. Por tanto, si Velázquez estaba enterrado en la cripta, ésta podría seguir intacta. Con estas premisas, según Gaya Nuño, en 1845 se intentó una primera búsqueda de los restos del pintor. "Pero no hubo resultados y, a partir de entonces, se consideraron perdidos".

En 1961, el Ayuntamiento de Madrid decidió levantar un monolito en recuerdo del artista sevillano. En el monumento se lee desde entonces: "En este lugar estuvo enterrado el pintor de corte Silva y Velázquez". Es la única pista que queda.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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