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Un manifiesto de 155 profesores alemanes aboga por un retraso del euro o un acceso restringido

Pilar Bonet

El Gobierno alemán, con el canciller Helmut Kohl a la cabeza, defendió ayer confirmeza el cumplimiento estricto del calendario para la entrada en vigor de la moneda única a partir del 1 de enero de 1999. Kohl aseguró que un aplazamiento perjudicaría los intereses políticos de Alemania y descartó cualquier retoque al Tratado de Maastricht. El Ejecutivo alemán salía así al paso del manifiesto El euro llega demasiado pronto, que han firmado 155 catedráticos y profesores del país, favorables a un retraso del euro o a su implantación en un núcleo muy reducido de países.

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Los profesores de economía han obligado al Gobierno alemán a reabrir a regañadientes el debate sobre la moneda única, en vísperas de la conclusión del informe sobre los criterios de convergencia que el Instituto Monetario Europeo difundirá en marzo.El profesor Roland Vaubel, de la Universidad de Mannheim, uno de los promotores del texto, explicó ayer que la iniciativa es la más numerosa de la comunidad de economistas alemanes en relación al euro. "Nuestra opinión refleja la de la sociedad alemana", dijo Vaubel, aludiendo al temor de sus compatriotas a la desaparición del marco. El documento fue publicado simultáneamente por los diarios Frankfurter AlIgemeine Zeitung y Financial Times.

La reacción no se hizo esperar. El Gobierno está decidido a introducir puntualmente el euro el 1 de enero de 1999, según reiteró ayer el canciller Helmut Kohl ante la dirección de su partido, la Unión Demócrata-Cristiana (CDU), en Bonn. "No puedo entender la crítica", manifestó el ministro de Hacienda, Theo Waigel, tras una reunión en Munich de la Unión Social-Cristiana (CSU), el partido que dirige. "El que inicie esta discusión asume grandes riesgos", advirtió Waigel, para quien la crisis en Asia muestra hasta qué punto es importante una zona de estabilidad en Europa. "Al contrario, ha llegado el momento para el euro", dijo el ministro de Exteriores, Klaus Kinkel.

Los profesores no se oponen ni a la moneda única ni a la integración europea -"para la que no hay ninguna alternativa", según señalan-, pero cuestionan el calendario. En su opinión, hay que considerar "en serio como opción política" un "retraso regulado de algunos años", que debería ir acompañado de un acuerdo sobre "ulteriores progresos en la consolidación de las diversas economías".

Núcleo de cabeza

"El éxito duradero del euro es más importante que la fecha de su introducción", aseguran. El manifiesto pone en cuestión el Pacto de Estabilidad y señala que no puede garantizar una disciplina presupuestaria duradera.Si no se consigue el retraso, los profesores sugieren comenzar con el euro en un pequeño grupo de países. Los criterios de convergencia deberían interpretarse para ello de forma estricta tanto como lo permita el tratado. "Quien no se toma en serio los criterios de convergencia socava la confianza en la indepedencia real del Banco Central Europeo y la estabilidad del euro", afirman. La expectativa de una moneda única débil desde el principio hacia el exterior y al interior lastraría el comienzo de la Unión Monetaria con una grave hipoteca, subrayan.

De acuerdo con su análisis, desde 1991, el año de Maastricht, los problemas estructurales en Europa se han recrudecido. El paro ha aumentado y Alemania y Francia, los motores de la integración europea, no están bien equipadas para el gran cambio estructural. El euro no soluciona el problema y no se ha dado un cambio hacia la flexibilización del mercado de trabajo.

Otra de las críticas de los profesores alemanes al euro se refiere a los avances realizados en materia de déficit. Afirman que, a pesar de los progresos registrados en los criterios de convergencia, los "países núcleo" de la Unión Monetaria no han conseguido superar "de forma clara y sostenida" las fronteras del déficit. Subrayan que la deuda pública no sólo no ha disminuido desde 1991, sino que ha aumentado un 15% de media en la UE, se sitúa hoy por encima del límite de Maastricht y contradice el espíritu del tratado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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