Auge y caída de un temible policía secreto
Lavrenti Beria era capaz de colocar un tomate en la silla de un comunista en entredicho para excitar la risa cruel de Stalin en el momento del reventón. O de recorrer las calles de Moscú hasta seleccionar a una bella presa y llevársela a su dacha para violarla. También dictaba la deportación de futbolistas del Spartak de Moscú cuando éste amenazaba con vencer a su equipo favorito, el Dinamo.Estas cosas no son más graves que la exterminación a sangre fría de millones de inocentes. Pero su relato enseña sin equívocos el perfil siniestro de un hombre que eligió medrar hasta convertirse en el cerebro de las purgas y el sistema represivo de Stalin. Frío y desalmado, cumplía con todos los requisitos necesarios para ello: sabía adular, delatar, matar.
"La historia de Beria demuestra que ningún dictador lo es por sí mismo. Siempre dependen de gente que les respalda". Con esta amarga sentencia, la profesora de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) y biógrafa del que fuera jefe de la policía secreta de Stalin, Amy Knigth, presenta el documental Beria: criatura de Stalin que ofrece Documanía (22.00), cadena de Canal Satélite Digital.
El equipo de la BBC autor de la cinta no sólo ha buceado en archivos para rescatar la verdad de una historia que siempre llegó manipulada, sino que ha localizado a valerosos testigos de la crueldad. Especialmente dramática es la voz de la actriz de 80 años Tatiana Okunievskaya, -"ahora pueden asustarme, pueden robarme... pero si algún día volvieran a violarme, me suicidaría"-, o el recuerdo escrito dejado por su chófer, Rafael Sarkisov: "Él me convirtió en su chulo".
Cuando Stalin sufrió un ataque de apoplejía, el 1 de marzo de 1953, Beria y otros altos dirigentes le dejaron agonizar sin llamar a un médico. El dictador murió el 5 de marzo. Con el mismo pragmatismo con que había torturado, liberó a un millón de presos para gusto de los ciudadanos. De poco le sirvió. Víctima de las purgas que él mismo inventó, fue ejecutado seis meses después de la muerte de Stalin. La violencia que ambos engendraron había cumplido una vez más la profecía de Dante: "Y su naturaleza es tan impía, que tras comer tiene hambre todavía".
Un documental magnífico al que sólo cabe cuestionar su título. Beria, ¿criatura de Stalin o alma gemela?
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