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Una bacteria que come explosivos

España desarrolla una versión de la 'pseudomona putida' modificada genéticamente para devorar trilita

Miguel González

Hasta hace tres años, las Fuerzas Armadas españolas empleaban un sistema tan simple como poco higiénico para vaciar sus polvorines de la munición caducada: verterla al mar. Entre 1993 y 1994 se fondearon en el golfo de Cádiz y frente a las costas gallegas un total de 8.500 toneladas de explosivos militares. Desde 1995, la convención de Londres prohibe confundir el mar con un basurero, y el Ejército español, como sus homólogos de todo el mundo, ha empezado a buscar formas menos nocivas para desprenderse de sus excedentes.Aparte de la guerra y las maniobras, sólo hay un método disponible para destruir la munición. Consiste en desbaratar los proyectiles, reciclando los componentes aprovechables e incinerando los demás. Claro que el desbaratamiento resulta caro y peligroso, mientras que la incineración tiene mala fama entre los ecologistas. También se están desarrollando procedimientos de destrucción química (hidrólisis alcalina o hidrogenación catalítica), pero la trilita, el explosivo militar más abundante, se resiste a ellos.

Por eso, la fábrica de La Marañosa (Madrid), del Ministerio de Defensa, y el centro del Zaidín (Granada), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo la dirección del profesor Juan Luis Ramos, han decidido hacer la guerra bacteriológica a la trilita (el trinitrotolueno o TNT).

Después de tres años y me dio de trabajo, está punto de concluir la fase de laboratorio de un experimento revolucionario: conseguir una bacteria cuyas insólitos hábitos culinarios la convierten en una consumidora voraz de TNT.

El teniente coronel Fernando Mourenza, jefe del Departamento de Defensa NBQ (nuclear, bacteriológica y química) de La Marañosa, matiza que "no hemos creado ninguna bacteria; la pseudomona putida, como todas, está en la naturaleza". Lo que han hecho es modificar su dieta, sometiéndola a un severo régimen de trilita como única fuente de nitrógeno, e introducirle mediante manipulación genética dos plásmidos: uno (el Tol) que rompe el anillo aromático del TNT y otro (el TR5), denominado suicida, que asegura su autodestrucción cuando ha consumido el explosivo.

La fase industrial del proyecto, que se abordará en 1999 si hay presupuesto para ello, incluye la construcción de tres biorreactores, de 20.000 litros cada uno, capaces de procesar una tonelada de TNT cada tres días. Para destruirla, la trilita debe estar disuelta en agua y en condiciones de ausencia de aire, ya que de lo contrario pueden generarse residuos tóxicos.

Los investigadores aseguran que su método no sólo carece de impacto ecológico, sino que tiene aplicaciones positivas para el medio ambiente, al permitir la limpieza de suelos y aguas contaminados por trilita; por ejemplo, en las proximidades de polvorines o antiguas fábricas de armas.

"Se trata", concluye Mourenza, "de una investigación específicamente española, protegida por patentes. Muchos países trabajan en la misma línea, pero España está en una posición de vanguardia".

Los pacifistas pueden desengañarse: no hay riesgo de que una plaga de pseudomona putida devore los arsenales de todos los ejércitos del mundo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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