_
_
_
_

En la boca del sida

El fotógrafo Paolo Pellegrin expone su memoria de la Uganda flagelada por la epidemia

Paolo Pellegrin (Roma, 1964) lleva tres años mirando el sida a través de una cámara: absolutamente de frente. Premio World Press 1995, Kodak Young Photographer 1996 y Ciudad de Gijón J 997, fue en 1994 a la perla de África, Uganda, para meterse "en la boca del sida, donde había comenzado la enfermedad". Sobre El sida en Uganda expone actualmente en el centro de Imagen EFTI (Fuenterrabía, 4, Madrid). Sus instantáneas forman parte de un proyecto para Kodak que está realizando en África, Asia e Iberoamérica y que culminará en una muestra itinerante y un libro. "Uganda fue un auténtico mazazo en el corazón", dice. Uganda está en el epicentro de la epidemia, una enfermedad que ha matado ya a 19 millones de personas, la gran mayoría de ellos en los países del Tercer Mundo, como recuerda hoy, primero de diciembre, el Día Mundial del Sida."El 92% de los casos de sida en el mundo afecta a los países subdesarrollados", señala Pellegrin. "Pero cada realidad es diferente: Uganda va reaccionando, pero acabo de llegar de Camboya y allí hay una epidemia en curso de nivel africano. Debo aún ir a la India, Haití, Santo Domingo, México y Brasil. Pero este trabajo me ha enseñado que no podemos cerrar los Ojos a lo que ocurre en nuestro mundo: es imprescindible hablar de Rusia y, por supuesto, de Italia". Pellegrin acaba de publicar además un libro, Bambini (Niños), sobre niños rumanos seropositivos en orfanatos y sobre la posguerra en la infancia bosnia.

Panorama

En Uganda, Pellegrin se movió por todas partes. En la capital, Kampala, fotografió internados juveniles, prostíbulos, escenas callejeras, escenas de hospital, agonías en barrios marginales. "Para el año 2000, la Organización Mundial de la Salud calcula que de los 17 millones de ugandeses un millón puede ser seropositivo". Pellegrin estuvo en la zona donde se cree surgió la pandemia, Masaka; en duros suburbios como Dembazone, Naguro, Kisenyi, Kansanga; en orfanatos como Bweyogerere; en hospitales como Nsambaya; y en el modélico centro sanitario de Lacor, en Gulu, al norte del país. "Allí había una doctora admirable, Lucille Teasdale, la mujer del director Paolo Corti", recuerda. "Estaba infectada de sida, en si tuación gravísima, y seguía cada mañana recorriendo todos los pabellones". La doctora contrajo el virus al realizar una intervención quirúrgica. Uganda le sacudió. "Ves situaciones de extremo desastre, mujeres agonizantes cuyo marido murió antes, madres que ven morir a sus hijos, enfermos que se van apagando, todo lo que allí llaman simplemente to be slim, estar delgado. Y en medio te encuentras con, no sé, flores maravillosas: casos de dignidad, de generosidad inconcebible. Te das cuenta de que pertenecer a la especie humana es más fuerte que nosotros mismos".La relación de los africanos con la muerte le impactó: "Aquí nos planteamos la muerte con casi fatalismo. Ellos, con naturalidad; la asumen como un modo de pertenecer a la vida". De Uganda, de Bosnia, Pellegrin ha sacado mucha humildad. "Por supuesto, no pienso que hacer fotografías vaya a cambiar el mundo", reflexiona. "Pero a uno mismo le cambia y ves que puedes influir en pequeñas cosas, de individuo a individuo. Y aprendes que, aunque sea necesario documentarte antes sobre dónde te vas a meter, luego hay que dejarse llevar por lo imprevisto, dejar que la realidad te invada, adaptarte a los encuentros. Es absurdo buscar la espectacularidad: la realidad cotidiana es mucho más fuerte que las situaciones extremas".Al pensar en Uganda, Pellegrin insinúa una esperanza. "El país, en lo económico, va indiscutiblemente para arriba. El presidente Museveni ha logrado inversiones y estabilidad. Y en cuanto al sida, la situación ya no es de plena desesperación como a principios de esta década".

De hecho, según las Naciones Unidas, el área en peor situación sigue siendo el África subsahariana: un 7,4% de la población entre los 15 y 49 años está infectado o va a estarlo. En Suráfrica hay 2,4 millones de seropositivos. En Botsuana, del 25% al 30% de la población ya lo es: el doble que hace cinco años. En Zimbabue padece sida uno de cada cinco adultos. En Asia, la epidemia está arrancando en comparación con África, pero con poblaciones tan numerosas el problema alarma. En la India hay afectado ya un 1% de la población, lo cual equivale prácticamente a 10 millones. En China, según cifras oficiales, había el año pasado 200.000 enfermos o seropositivos. En Camboya, lo es una de cada 20 embarazadas, uno de cada 16 soldados o policías, y la mitad de las personas dedicadas a la prostitución. En Europa del Este, el sida se expande ligado a las drogas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_