_
_
_
_
Tribuna:EL AJEDEREZ POLÍTICO DE FIDEL CASTRO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Capablanca en Isla Margarita

Una buena explicación de la capacidad de Fidel Castro de jugar un encuentro múltiple de ajedrez quizá se encuentre en las enseñanzas del gran maestro cubano Capablanca. Aznar, conocedor de la afición al ajedrez de Fidel Castro le propuso "mover pieza" en la Cumbre Iberoamericana de 1996.Castro está acostumbrado a, jugar en varios tableros de ajedrez al mismo tiempo y ha preparado la partida de Venezuela durante varios meses de forma que el presidente Caldera ha terminado por parecer más un aliado que un adversario en el juego. Castro movió durante meses los peones de modo que días antes de la cumbre sus alfiles fueron capaces de expulsar de Venezuela a parte de la oposición democrática de Cuba. Por si fuera poco, colocó un caballo dentro de las líneas de su "adversario". Así, Caldera planteó la tesis de la "información veraz" y no se habló de lo esencial, de la libertad de información y la detención de periodistas independientes en Cuba.

En el tablero del ajedrez de Colombia, el presidente Samper se encuentra agobiado, en jaque permanente, por el ataque devastador de las torres y los alfiles de la guerrilla. En favor de la paz, Samper se propone "hablar hasta con el diablo", y acto seguido ha pedido que Fidel Castro medie ante la guerrilla.

Con Nicaragua, antiguo pazo castrista durante la época sandinista, Castro ha comenzado una partida desigual. De momento ha intentado atacar con la jugada de jaque pastor al calificar al presidente Arnoldo Alemán de "sicario de Estados Unidos". Pero el jaque pastor es un ataque poco sofisticado, muy repetido y de fácil defensa. Veremos el desenlace.En el tablero de una dramática jugada en Lima, Fujimori le ganó la partida al dictador caribeño. Para ello empleó las mismas armas que Castro: la astucia, el cinismo, el engaño y la sorpresa. A la vez que Fujimori acudía a La Habana a negociar con Castro la liberación de la Embajada de Japón mediante el pago de millones de dólares y propaganda en beneficio del Gobierno de Cuba, sus peones mineros horadaban túneles bajo el suelo de la Embajada con paciencia y eficacia oriental. Finalmente, las torres y alfiles del presidente de Perú atacaron a unos confiados amigos de Fidel.

Pero las cuatro partidas fundamentales de Castro, los cuatro principales tableros abiertos, son los que juega con su propio pueblo, con Estados Unidos, con el Vaticano y con España. Al pueblo de Cuba, Castro acaba de plantearle un ataque en masa, con todas las fichas y con todos los movimientos posibles, con un Congreso del Partido Comunista Cubano que no permite mover un solo peón al adversario. Paciencia, que queda poco, y sobrevivir son las consignas.

Con Estados Unidos, Castro tiene planteada una partida que dura ya más de 37 años. Como de lo que se trata es si finalmente vence el derecho y la libertad a la dictadura, ya sabemos quién va ganar. Pero mientras tanto Castro mantiene la ficción de unas "tablas" que sirven muy bien a su propaganda.

La partida entre el cardenal Ortega, arzobispo de La Habana, y Fidel Castro resulta apasionante. Asistimos como espectadores a un juego de ajedrez en el que se enfrentan, de un lado, la sabiduría y la diplomacia milenaria de la Iglesia católica y, de otro, la astucia de Fidel Castro. Con toda seguridad el Papa no está dispuesto: a hacer un viaje que signifique un endoso de la dictadura, un apoyo más o menos encubierto, y Castro está comprometido a pagar el pasivo de su recibimiento en el Vaticano, en noviembre de 1996. Es una letra que vence en enero de 1998. Veremos quién gana o quién queda al descubiero por cuanto no es previsible un final en tablas.

Y para terminar, la partida con Aznar. El presidente español, en el marco de una nueva política de principios de España hacia Cuba, pidió a Castro que moviera ficha. ¿Y qué ha hecho Castro? Ha movido ficha y se ha enrocado. En vez de reforma, el búnquer. En este año, el comandante cubano ha hostigado lo indecible a la prensa independiente, ha detenido y encarcelado a los principales y más activos dirigentes de la oposición democrática interior: VIadimiro Roca, Marta Beatriz Roque, René Gómez Manzano y Félix Bonne. Fidel Castro ha dejado a José María Aznar muy escaso margen de maniobra en el tablero de ajedrez.

Por eso ahora sólo es posible mover discretamente algún peón, incluso dar algún salto de caballo, como se ha hecho recientemente en la Feria Comercial de La Habana. Se puede también inaugurar una nueva etapa de "diálogo crítico", después de la de "frialdad oficial" parcialmente superada en Isla Margarita. En el cauto despliegue de juego del presidente Aznar hay un acuerdo general de que conviene enviar finalmente un embajador. Y poco más. Quizás más hacer que decir.

Pero con Castro enrocado, bunquerizado, sin que haya otros movimientos por su lado, y visto lo díficil que es jugar con Capablanca, lo mejor es leer con paciencia a Kasparov. Es posible que las cosas mejoren poco a poco en los próximos meses y entonces se podrían mover con alguna soltura otras fichas del tablero. Pero en tanto esto no sea así, no parece que éste sea el momento indicado de mover ni las torres, ni los alfiles, ni la Dama, ni el Rey. En esta partida de ajedrez entre Castro y Aznar lo importante es ganar. La fecha de 1998, el reloj, que tanto obsesiona y presiona a algunos jugadores, puede inducir a cometer errores que, a veces, cuestan la partida.

Guillermo Gortázar es diputado del Partido Popular y secretario general de la Fundación Hispano-Cubana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_