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Una indemnazación de 39.000 Millones

Sanción récord a Chrysler por la muerte en EE UU de un niño que salió despedido de un automóvil

Sergio Jiménez II, de seis años de edad, falleció en 1994 porque Chrysler fabricó y puso a la venta en los años ochenta un modelo de minivan o monovolumen, el Dodge Cafavan, que tenía un defecto en la cerradura de sus puertas traseras. La empresa era consciente de ese defecto de fabricación, pero no puso en guardia a sus clientes. Tras dos horas y media de deliberación, un jurado de Charleston, Carolina del Sur (Estados Unidos) ha decidido unánimemente que estos hechos han sido suficientemente probados en el juicio, de un mes de duración, que el gigante de la fabricación automovilística debe pagar una indemnización a los padres del nino.La indemnización, 262,5 millones de dólar es (unos 39.500 millones de pesetas), es la más alta jamás impuesta a un constructor de automóviles norteamericano. "No puedo ni hablar", declaró el inmigrante hispano Sergio Jiménez I, padre del pequeño. "Yo sólo quería que se hiciera justicia, no esperaba nada tan grande. Nunca pensé que una indemnización pudiera ser algo como esto". El récord anterior -150 millones de dólares (22.500 millones de pesetas)- fue el impuesto en junio de 1996 por un jurado de Alabama a General Motors por un fallo en una cerradura de un modelo Chevrolet S-10 Blazer.El 10 de abril de 1994, Sergio Jiménez viajaba por una carretera de Carolina del Sur en la parte trasera de la furgoneta monovolumen -un Dodge Caravan. de 1985- que conducía su padre cuando un coche que circulaba detrás a poca velocidad colísionó con ella. El Dodge Caravan fue impulsado hacia. la derecha, cayó en un desnivel y volcó. La puerta trasera del vehículo se abrió y el pequeño Sergio salió despedido contra el asfalto. Recibió un golpe mortal en el cráneo.El jurado ha aceptado a versión del abogado de la familia Jiménez, según la cual Chrysler fue "negligente" en el diseño y las pruebas de las cerraduras traseras del monovolumen. De hecho, poco después del accidente la empresa de Detroit, que conocía desde el primer momento el problema, anunció un plan para reemplazar las cerraduras traseras de los 4,1 millones de monovolúmenes construidos en los años 1984 y 1985. Desde entonces, Chrysler ha instalado nuevos cierres en el 60% de los 2,3 millones de los monovolúmenes de esa época que aún están en circulación en las carreteras de Estados Unidos.La empresa, que ha anunciado que recurrirá la decisión del tribunal de Charleston, califica de "tragedia" la muerte de Sergio Jiménez II y se defiende argumentando que el pequeño no llevaba colocado el cinturón de seguridad y que ésa fue la razón principal de su caída. "Creemos", declara Michael Aberlich; portavoz de Chrysler, "que el jurado se ha dejado llevar por la naturaleza altamente emocional del accidente".

El jurado y el juez de Charleston no han aceptado la excusa del cinturón de seguridad. Los abogados de la familia consiguieron presentar un, documento interno de la empresa que demuestra que sus directivos conocían el defecto. En ese documento se planea una campana para conseguir que varios miembros del Congreso» bloqueen una investigacion sobre el defecto de las autoridades encargadas de la seguridad en las carreteras norteamericanas.

Un total. de 37 pasajeros murieron entre 1984 y 1995 en las carreteras de Estados Unidos al salir despedidos de asientos traseros de monovolúmenes Chrysler, Dodge y Plymouth. En algunos casos los jurados han considerado responsables a las empresas fabricantes, pero en otros, como uno de Nuevo México, el pasado febrero, no. El jurado de Nuevo México, que decidía sobre un accidente en el que murió una mujer que viajaba en un monovolumen fabricado por Chrysler, también calificó de "negligente" a_la empresa por el problema de las cerraduras, pero sentenció que el conductor fue el principal responsable del accidente.

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