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El ordenador principal de la 'Mir' vuelve a averiarse sin consecuencias graves

La nave sigue bien orientada al Sol y se espera 'reiniciar' hoy el equipo

Que falle una de las 10.000 unidades de un supercomputador está dentro de lo estadísticamente razonable. Eso es, según Vladímir Soloviov, director de vuelo de la estación orbital Mir, lo que ayer ocurrió en el espacio, a 400 kilómetros de la Tierra. El principal ordenador de una nave marcada por la desgracia volvió a averiarse, por causas desconocidas, con el peligro de hacer perder la orientación a la nave, aunque un golpe de suerte (ya era hora), en forma de movimiento accidental, mantuvo luego a la Mir en la dirección adecuada respecto al Sol. Un portavoz ruso declaró anoche que la avería había sido reparada, aunque dijo que el equipo debía aún ser reiniciado, operación que se efectuará hoy.

Gracias a este golpe de suerte y a la utilización de los motores de las naves Soyuz y Progress atracadas, no sufrió demasiada merma la capacidad de generación de energía, vital para que la Mir siga funcionando. Horas después del nuevo percance, aún no estaba totalmente clara ni la importancia del mismo ni sus consecuencias exactas, aunque desde Tierra se intentaba transmitir el mensaje de que todo había vuelto a la normalidad y de que la situación no llegó a ser crítica. Sin embargo, de lo único sobre lo que no había dudas era de que la vida de los rusos Anatoli Soloviov y Pável Vinográdov y la del estadounidense de origen británico Míchael Foale no estuvieron en esta ocasión en peligro. [Un portavoz ruso afirmó anoche que la avería ya había sido reparada. "La reparación ha sido completamente satisfactoria", declaró a Reuter. Pero el mismo portavoz afirmó que el ordenador debe ser aún reiniciado y que la tripulación efectuará dicha operación tras el siguiente contacto con la Tierra, que se producirá hoy por la mañana].La consecuencia inmediata del fallo del ordenador fue que todos los sistemas de la nave que consumen grandes cantidades de energía fueron desconectados, incluidos los giroscopios que mantienen la orientación idónea respecto al Sol. Pese a ello, se mantuvo la orientación.

Valeri Udaloi, vicejefe del control de vuelos, aseguró a la agencia Reuter que los cosmonautas tuvieron que desconectar el sistema de generación de oxígeno Elektron y vigilar estrechamente tanto la energía generada como la consumida, para comprobar que se mantenía el equilibrio entre ambos flujos. Según la misma fuente, se está pensando en cambiar en breve el computador principal, aunque no hará falta enviarlo desde tierra, ya que el repuesto, del tamaño de un ordenador de sobremesa, hace tiempo que está en la Mir.

Prudencia

Antes, sin embargo, los técnicos quieren asegurarse de que los problemas vienen del computador y no de alguno de los sistemas periféricos. Hay además otro motivo para la prudencia y es que, "al igual que ocurre con los médico?, dice Udaloi, "se piensa que es mejor no tocar a un paciente si no se está seguro de las consecuencias ".

La avería de ayer fue el enésimo eslabón de una cadena de percances que arrancó el pasado 25 de junio cuando el choque de una nave de carga con el módulo científico Spektr puso a la Mir al borde de la destrucción y a su tripulación muy cerca de la muerte.Posteriormente, y entre otras desgracias, se averió el computador principal, lo que causó una grave pérdida de orientación y un déficit de energía, falló el suministro de oxígeno e incluso el comandante de la misión, Vasili Tsiblíyev, sufrió problemas cardiacos a causa del estrés. A su regreso a la Tierra, a mediados de agosto, junto a su compatriota el ingeniero Alexander Lazutkin, tuvo que enfrentarse a una investigación, que ahora ha determinado que los cosmonautas rusos fueron los culpables del principal accidente: el choque con la nave de carga. Paradójicamente, el principal resultado del paseo espacial que Soloviov y Foale efectuaron el pasado sábado fue reorientar manualmente dos de los paneles del Spektr en dirección al Sol, para aumentar la energía disponible para la nave. Aún hay otros dos paneles en el mismo módulo, uno de ellos irremediablemente echado a perder por el choque de junio.

Ningún orificio

En lo que ambos astronautas no tuvieron éxito fue en localizar el o los agujeros causados en el fuselaje del módulo por el séptuple impacto. Inspeccionaron cinco de los siete puntos en los que probablemente rebotó la nave, pero no descubrieron ningún orificio.

Un especialista en el control de misiones espaciales declaró ayer a la agencia rusa Interfax que esta última avería no ha afectado al módulo con el que el transbordador estadounidense Atlantis debe acoplarse a finales de mes. Todos los sistemas desconectados, añadió, pueden volver a funcionar una vez que el ordenador principal esté reparado, es decir, hoy mismo.

Por su parte, el astronauta norteamericano Jerry Linenger, que vivió en la Mir desde enero hasta mayo, declaró que la estación y la mayor parte de su equipo parecen obsoletos, pero que funcionan mejor de lo que cabría esperar. En su opinión, se puede confiar en la estación, y el hecho de que sobreviviera el pasado 25 de junio al choque con una nave de carga de siete toneladas es buena prueba de ello. Sin embargo, cree que sería conveniente reemplazarla a medio plazo.

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