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La cosecha madrileña baja drásticamente a causa del frío y las lluvias veraniegas

La atípica meteorología de este verano no le ha sentado nada bien a los cultivos madrileños. Las principales plantaciones de la región se han resentido de los chaparrones y el mal tiempo estival, y no han madurado tal y como confiaban los hombres del campo. Llover, sólo ha llovido a gusto de los cereales, que arrojan buenos dividendos, tanto en el maíz como en el girasol. En cambio, la campaña ha sido mediocre en el caso de los melones de Villaconejos y los ajos de Chinchón, muy regular en el caso de los viñedos y buena, pero no tanto como se esperaba, en el olivo.

El año 1997 no se recordará con cariño en la gran mayoría de las 25.000 explotaciones agricolas que aún sobreviven en la región. Los campesinos han mantenido a raya las distintas plagas que siempre acechan a sus cultivos, pero se han visto impotentes ante un factor absolutamente inesperado: la desconcertante meteorología madrileña durante los meses veraniegos. Los frutos de la tierra están sanos, pero verdes, muy verdes.El descalabro ha sido considerable en el cultivo del melón. Su volumen de producción se queda más del 25% por debajo de lo previsto, en estimaciones de la Dirección General de Agricultura de la Comunidad. El melón temprano, que se siembra en tierra de regadío, apenas ha madurado por culpa del exceso de humedad y las bajas temperaturas. La segunda fase de la cosecha sí ha salido para adelante, pero con una calidad "sólo regular", admiten en Agricultura. Aquellas cucurbitáceas melíferas que otros años diera la huerta de Villaconejos sólo son ahora un fruto del recuerdo.

Los ajos de Leguina

Muy cerca, en Chinchón, tampoco hay motivos para la euforia. Sus deliciosos a os, los mismos que Joaquín Leguina promocionara ante las autoridades japonesas hace cuatro años, no viven buenos tiempos. La cosecha del ajo verde, allá por marzo y abril, fue sobresaliente. Sin embargo, el ajo seco -que concentra el 90% de la producción- ha registrado graves pérdidas en los almacenes durante el proceso de oreado. Una vez más, el exceso de humedad tuvo la culpa.

Para rematar el negro panorama, la cosecha sufrió un ataque de roya, un hongo que se identifica por unos puntitos negros en las hojas. Esta enfermedad también se llevó por delante varias toneladas del preciado producto liliáceo.

Los cielos no se portaron como habría sido deseable a lo largo del estío, pero ya habían jugado una muy mala pasada durante la madrugada del 8 al 9 de mayo. Aquella noche aciaga, más de 3.000 hectáreas de vid de Valdilecha, Belmonte de Tajo, Colmenar de Oreja y Villarejo de Salvanés, al sureste de la región, se echaron a perder por culpa de una súbita y brutal helada, tan impredecible como su procedencia: neozelandesa, según informó entonces el Instituto Nacional de Meteorología.

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Algunas de estas vides (de la denominación de origen de Arganda) han retoñado, "aunque en Valdilecha, donde las viñas son muy viejas, no se ha recuperado casi nada", lamentaba un técnico de la dirección de Agricultura. Resultado: los viñedos madrileños producen este año a razón de 2.000 kilogramos por hectárea, frente a la media de 2.500 kilos que se alcanzó en 1996. La Comunidad ultima una orden de ayuda a los viticultores y bodegas afectados por aquella helada de mayo, con préstamos a un interés del 0%.

Los vientos, del 8 de mayo también se dejaron notar en los olivares, por entonces en plena floración. La cosecha en el sector, que prometía ser histórica, se ha quedado sólo en el aprobado. Cada hectárea dará casi 500 kilos de aceituna, de los que se extrae un 22% de aceite.

Queda el consuelo de los cereales. Las lluvias de julio han supuesto un estirón para el girasol de secano, que comienza a recolectarse la próxima semana.

El maíz, concentrado en la comarca de las Vegas, también ha experimentado un sensible crecimiento.

"Una vendimia tardía, pero aceptable"

La cosecha de 1997 no va a ser como para embriagarse de alegría, pero tampoco conviene dramatizar. Así lo creen en el consejo regulador de la denominación de origen Vinos de Madrid, aprobada desde 1990, donde advierten que la vendimia "viene atípica y tardía, pero su calidad no es mala". Mario Barrera, técnico de este consejo, apuntó que este verano no ha sido positivo para ninguna denominación de origen española, "pero en Madrid, por lo menos, no hemos sufrido pedrisco ni el hongo oidio, que en otras zonas ha causado estragos".Según las valoraciones de este experto, la campaña de este año puede compararse, por cantidad y calidad, con la del año 1994. En aquella ocasión, la consejería de Economía hubo de habilitar 12 millones de pesetas en préstamos para paliar los efectos de las heladas, y los vinicultores hablaron de una temporada "catastrófica". "Es el peor año que recuerdo", confesaba en estas páginas un productor de Arganda del Rey.

Las campiñas madrileñas ofrecen "tres variedades de uvas: tempranillo y malvar (ésta, autóctona), en la subzona de Arganda, y garnacha, en las de Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias.

El exiguo 1% agrario de la economía regional

En una región tan terciaria como la madrileña, la pervivencia de explotaciones agrícolas resulta casi desconocida para no pocos, moradores de la capital y de las grandes ciudades de la periferia. Y, aunque la cuota de producción se ha ido reduciendo en invariable línea decreciente, lo cierto es que los productos de la tierra aún mueven en Madrid unos 13.000 millones de pesetas al año, lo que representa algo más del 1 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de la región.El mayor volumen de producción lo ostentan las hortalizas, con unos 6.650 millones de pesetas al año. Le siguen los cereales, con 5,25 millardos. El sector del vino y el del, aceite ya quedan mucho más lejos, con 770 y 300 millones anuales de volumen de negocio, respectivamente.

En total, la región suma cerca de 625.000 hectáreas de plantaciones, repartidas en más de 25.000 parcelas. La Unión de Cooperativas Agrarias de Madrid (UCAM) agrupaba, hace tres años, a 40 asociaciones, con cerca de 10.000 afiliados.

Pese al importante revés atmosférico, el campo dará este año 38 millones de kilos de uva y 17 de melón. El primer puesto es para el maíz: 105 millones.

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