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¡Dejadme tocar a mis hijas!

, Ramóna Márquez, de 44 años, enterró ayer tarde a toda su familia. Sus tres hijas, de 17, 15 y 11 anos, y su marido, de 46, perecieron en el accidente de tráfico ocurrido el lunes por la tarde en el kilómetro 44 de la carretera M-607, entre Colmenar Viejo y Cerceda. La tragedia ha dejado aturdidos a todos los vecinos de Colmenar Viejo (26.000 habitantes), donde residía la familia. Dos mil personas acudieron ayer tarde al cementerio para acompañar a Ramona.El Ford Fiesta que conducía la mujer derrapó por la lluvia. Se empotraron contra un Volkswagen Passat, cuyo conductor abandonó ayer el hospital. En el acto murió el esposo de Ramona, Ricardo Dopico, y sus dos hijas, Elena, de 11, y Cristina, de 17. La mujer salió ilesa, y su hija Virginia, de 15 años, murió a las tres horas en el Doce de Octubre. La familia Dopico regresaba de pasar unos días de vacaciones en Covas (A Coruña). De allí era natural Ricardo, un capitán del Ejército de Tierra de la base de helicópteros de Colmenar Viejo. Habían salido por la mañana de Galicia. Conducía Ricardo. En León, a medio camino, Ramona le dijo a su marido que descansara y se puso al volante. A cinco kilómetros de su casa se desató la tragedia . Tras el accidente, la mujer sufrió una crisis aguda. Fue hospitalizada. Ayer acudió al cementerio. "¡Dejadme tocar a mis hijas!", suplicaba a sus familiares mientras intentaba abrazar los féretros "Tenía que haber muerto yo".

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Psicólogos militares tratarán a la madre

VIENE DE LA PÁGINA 1Los psicólogos del Ejército de Tierra, que desde el primer momento atendieron a Ramona, habían recomendado a la familia que en el velatorio la madre se acercara al cuerpo sin vida de sus hijas sin ningún tipo de obstáculos. Nadie se lo impidió.

Los cuatro hermanos de Ramona, uno de ellos policía municipal en Colmenar Viejo, no la dejaron sola ayer. Decenas de adolescentes despedían con lágrimas a Virginia y Cristina, estudiantes de ESO en el Instituto Rosa Chacel de Colmenar. Al final del sepelio llegaron un grupo de niños con varios ramos. Eran los amigos de Elena, la menor de las tres fallecidas. Un niño se acercó a la tumba: "Te querremos siempre", dijo mirando al fondo.

Ricardo conoció a su mujer al ser destinado a la base militar de Colmenar Viejo. Llevaban 19 años casados. Ricardo había pilotado helicópteros hasta hace dos años. "Nunca tuvo un accidente en el cielo y ahora mira", dijo un militar.

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