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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Voto sin ilusión

¡QUÉ DIFERENCIA con el Reino Unido y la victoria de Blair! Francia va hoy a las urnas para elegir nueva Asamblea Nacional, pero los franceses acuden a la cita sin ilusión. Cómo está el país, que lleva ya demasiados años inmerso en el estupor que le ha provocado el fin de la guerra fría y la globalización económica, concepto este último que levanta ampollas en, Francia. No tanto porque Francia no exporte -que sí lo hace-, sino porque a este fenómeno se atribuye el problema número uno que los franceses sienten que tienen: el desempleo.El paro ha subido durante el mandato de Chirac y se sitúa en el 12,8% de la población activa. Ahora bien los franceses no parecen creer que las opciones que se les presentan en estas elecciones vayan a servir para resolver éste u otros problemas: ni la reducción de la jornada laboral de 39 a 35 horas semanales -sin pérdida salarial- que propugnan los socialistas, ni la reducción de impuestos -después de haberlos subido- que promete la actual mayoría gubernamental. Nada nuevo se ofrece.

Pero quizás la indiferencia ante estos comicios se vea alimentada por otros dos factores. En primer lugar, se trata de una elección a dos vueltas, con lo que se espera que la decisiva sea la segunda, el domingo próximo. En segundo lugar, los electores no saben quién ocupará Matignon, la residencia del primer ministro, tras estas elecciones, lo cual no deja de ser curioso. Podría ser Jospin, si gana la izquierda. Pero si, como es más probable, triunfa la actual mayoría, nadie sabe si continuará el impopular Juppé o se verá reemplazado por Séguin, ahora reconvertido a un cierto europeísmo, o por ese valor seguro que representa Balladur. Lo único seguro es que Chirac seguirá otros cinco años como presidente de la República.

. Ha sido Chirac el que ha lanzado esta apuesta adelantando las elecciones legislativas para buscar un apoyo estable para el resto de su septenato y para tomar con manos libres las próximas e importantes decisiones *sobre Europa.

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Europa ha sido la gran excusa de estas elecciones pero no ha constituido el eje del debate de la campana, pues los franceses saben que no tienen otra opción que seguir adelante en la integración, especialmente en la monetaria. De hecho, prácticamente-no se discute el objetivo del euro, sino las modalidades francesas para llegar a, y vivir con, la moneda única. Chirac, en el último tramo de la campana, se ha aferrado a Europa clamando contra una victoria de la izquierda al pretender que una cohabitación impediría a Francia "hablar con una sola voz" en Europa.

Los franceses parecen más resignados que entusiasmados ante la integración europea. No han superado aún el problema de identidad que les provoca el cambio de mundo, el cambio de Europa y el propio cambio de una sociedad francesa en la que la inmigración pesa más y favorece el fenómeno del Frente Nacional de Le Pen. Francia pierde peso y pierde norte. Lo nota frente a Alemania y también lo ha notado estos días en el nuevo Congo, en su antiguo coto privado del África francófona.

Ninguno de los partidos ha vendido esperanzas. Son unas elecciones grises, como los nubarrones que pueblan el espíritu francés. ¿Conseguirán las elecciones generar el "nuevo impulso" prometido por Chirac? Probablemente, no; pero quizás su resultado pueda impulsar los grandes cambios políticos que Francia necesita y no se ha atrevido aún a hacer.

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