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Diez diputados podrán exponer posiciones personales en cada proyecto de ley

La imagen del diputado-robot, sujeto a una férrea disciplina de grupo y que aprieta mecánicamente el botón a la hora de votar, puede empezar a diluirse. En el debate de cada proyecto de ley, y tras la intervención de los portavoces de cada grupo, diez diputados, a título individual, podrán pedir la palabra y mantener posiciones personales matizando o apartándose de la expresada por su portavoz. Esta es una de las importantes novedades que intruducirá el nuevo Reglamento del Congreso en la vida parlamentaria.

El presidente de la Cámara, Federico Trillo, se reunió ayer con un grupo de periodistas parlamentarios para informar de los acuerdos conseguidos durante los dos días de trabajo que la ponencia que estudia el nuevo texto ha mantenido en Segovia.Trillo, visiblemente satisfecho, dijo que se ha logrado el consenso en torno a 70 artículos del nuevo Reglamento que regulan el trámite legislativo.

Los cambios respecto a la ordenación actual son significativos. Cada proyecto de ley que presente el Gobierno tendrá debate de totalidad, con independencia de que algún grupo presente o no enmienda de devolución. Será un debate fundamentalmente político y ahí precisamente se instrumenta la posibilidad de que hasta diez diputados, además de los portavoces de cada grupo, manifiesten su opinión personal, que puede ser concordante o no con la de su jefe de filas.

Trillo advirtió que en ningún caso se permitirá que estas intervenciones sean un puro abundamiento en las razones que haya expuesto el portavoz correspondiente. El presidente explicó que se pretende "potenciar al diputado individual en sus intervenciones en la Cámara" para limitar la dependencia excesiva del grupo parlamentario y acercarlo a los ciudadanos que lo han elegido, ya que hasta ahora los votantes ven habitualmente cómo los grupos defienden las posiciones del partido correspondiente, pero cada diputado, a título individual, puede estar "muy alejado de su representación".

Será un turno tasado, de tres minutos por diputado, que se distribuirá proporcionalmente según el número de peticiones para intervenir. Éstas podrán formularse ante la presidencia de la Cámara hasta media hora antes de iniciarse el debate.

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Plenos de contenido político

Además, el nuevo reglamento -con toda probabilidad, estará en vigor antes de que termine este año- elimina la discusión de las enmiendas parciales en las sesiones de pleno, de forma que, tras ese primer debate de totalidad, los proyectos de ley pasarán a ponencia y comisión, donde se estudiarán las enmiendas concretas al articulado, para volver al pleno en un segundo y definitivo debate, también de contenido fundamentalmente político y no técnico.

De esta forma se potencia el trabajo en comisión y, según afirmó Trillo, cada proyecto de ley volverá a tener un debate final con dialéctica política y no técnica.

Respecto del control del Gobierno, se agiliza el trámite, ya que en las interpelaciones sólo intervendrá el ministro correspondiente y el diputado interpelante para evitar que las posiciones de los otros grupos diluyan el sentido de la interpelación.

En cuanto a las preguntas orales, el Reglamento establecerá, por primera vez, que el presidente del Gobierno debe contestar tres preguntas. Se configura este trámite, según explicó Trillo, como una obligación parlamentaria, y no como un uso parlamentario, desde que lo instituyó el Gobierno socialista en la anterior legislatura.

No se ha cerrado todo lo referido a este trámite y, en concreto, no hay decisión final sobre si el presidente del Gobierno podrá seguir eligiendo, como hasta ahora, las preguntas que contesta o tendrá que responder a las que vayan dirigidas a él personalmente.

En relación con el debate de presupuestos, que se repite anualmente y sobre el que unánimemente se opina que es lento y repetitivo, se está a la espera de la propuesta que haga la propia comisión de Presupuestos del Congreso, de acuerdo con la petición que ha formulado su presidente, el socialista Narcís Serra. Pero ya es seguro que el trámite resultará abreviado de manera considerable.

Trillo quiso subrayar que el Reglamento del Congreso "es una norma capital para la configuración del sistema democrático" porque regula "ejes básicos": los modos de legislar y controlar al Gobierno. Por lo tanto, elaborar un nuevo texto supone, en su opinión, "reactualizar y reavivar la decisión ciudadana de darse un sistema democrático".

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