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Al menos 21 pasajeros de un tren mueren al estallar una bomba en un apeadero cerca de Argel

Al menos 21 pasajeros de un tren murieron ayer en las cercanías de Argel y otros 20 resultaron heridos por la explosión de una bomba de fabricación casera. Este nuevo atentado cierra una semana trágica en Argelia en la que han encontrado la muerte más de 200 civiles, según recuentos oficiosos. El atentado se produjo hacia las ocho de la mañana (hora local) de un viernes festivo en Argelia, cuando un tren de viajeros se disponía a abandonar el apeadero de Ued Karma, en el municipio de Gue Constantina, a menos de una decena de kilómetros de Argel.

El estallido de la bomba abrió un boquete en el suelo de un vagón y perforó con un inmenso agujero el techo. La explosión alcanzó a un buen número de viajeros que permanecían de pie en la plataforma de acceso.Las fuerzas de seguridad acudieron rápidamente al lugar, retiraron los cadáveres, evacuaron a los heridos y llevaron hasta una vía muerta el vagón al tiempo que limpiaban toda huella del atentado, como si allí no hubiera pasado nada.

Así que cuando, horas más tarde, la agencia oficial de prensa argelina APS informó del ataque, no quedaba en el lugar del siniestro ningún trazo del crimen. Sin embargo, algunos vecinos pudieron localizar en un lugar escondido, en un apeadero cercano, el vagón inutilizado, en cuyo interior, sobre la tapicería de plástico de los asientos y en el suelo, se podían ver aún las manchas de sangre. El vagón parecía dormitar a escasos metros de donde se levanta aún el esqueleto de una fábrica que dejó de funcionar hace más de cuatro años, cuando un grupo de hombres, en un día de ira contra el Gobierno, la asaltaron y prendieron fuego. El escenario se llama Gue Constantine, uno de los barrios dormitorio de la capital, que sirve de puente entre la ciudad de Argel y la llanura de la Mitiya.

Gue Constantine recuperó horas más tarde su habitual anormalidad de un día festivo, con las calles semidesiertas y las mezquitas vacías, incluso al mediodía, en la hora de la gran plegaría. Hace meses, quizá ya años, que los fieles de este núcleo urbano prefieren rezar en sus casas antes que afrontar el riesgo de acudir al templo y ser controlados o fichados por los servicios de seguridad.

El atentado del apeadero de Ued Karma no es el más sangriento que se produce contra un tren en Argelia. Hay un antecedente mucho más macabro en la región de Tremecén, cerca de la frontera con Marruecos, donde hace dos años la guerrilla islamista atacó un convoy, causó cerca de un centenar de víctimas y puso en fuga a los soldados que custodiaban el tren.

El atentado de ayer se produce cuando falta poco menos de mes y medio para la celebración de las primeras elecciones legislativas tras la interrupción del proceso democrático y el golpe de Estado que derrocó al presidente Chadli Benyedid en 1992.

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