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Tribuna
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Fanaticos y canallas

Nada impedía que el "entusiasmo popular" se desbordara en Madrid o San Sebastián donde el Caudillo causante acudía de temporada en aquellos veraneos de tres meses con golf, yate Azor y cachalote de foto. Es posible que aún quede abierta al público alguna hemeroteca que no me dejará mentir. Además, cualquiera que sea el diario que se elija como testigo, queda garantizado el hallazgo de un testimonio concordante. En Madrid por estas mismas fechas cada año la multitud se agolpaba para presenciar el desfile de la Victoria. En esas soleadas ocasiones, si los observadores hubieran debido juzgar sobre las preferencias del público en relación con las unidades integradas en la parada militar, la intensidad de las ovaciones tributadas les habrían señalado el máximo aprecio por la Legión. Su cadencia más rápida -setenta pasos por minuto- y la vistosidad de sus ejemplares caprinos elegidos como mascotas, suscitaban sin duda los aplausos más encendidos. Así que la Legión, aquella Legión, no la de las acciones humanitarias en Bosnia nutrida por la recluta obligatoria, se había erigido en un símbolo y había conectado con su público, el que ocupaba las tribunas y lugares adyacentes del paseo de la Castellana. Entonces, los locutores de -Radio Nacional de España -¿para cuando dejamos su cambio de denominación?- referían la historia del cuerpo de voluntarios extranjeros fundado por Millán Astray en el que Franco escaló sus ascensos. Otro general, Salas Larrazábal, explicó que la aparición de la Legión representaba por el contrario un síntoma de la decadencia nacional puesto que se precisaba recurrir a los extranjeros y a quienes buscaban redimir su pasado para asumir la defensa más arriesgada de los últimos valores.En estos últimos días el piso abandonado precipitadamente en Madrid por un comando etarra al estallar un artefacto inofensivo ha confirmado la presencia de un contingente alemán en las filas de los terroristas etarras. ¿Será también un síntoma alentador de que disminuye el ardor guerrero de quienes reclaman la secesión de Euskadi? Por el momento, parece un signo de distinción racial después de tantos y tan prolongados contactos como se vieron obligados a mantener nuestros terroristas con grupos revolucionarios del tercer mundo, desde Argelia hasta el Yemen. Si así fuera, tal como advirtiera Unamuno, en la división entre europeos y bereberes que resume la historia de Iberia los etarras se estarían inclinando ahora por la alianza con los primeros. Nada nuevo, también el Cesid acaban de decirnos que ha tenido colaboradores procedentes del desecho berlinés. Además hay otros antecedentes. Entre los esforzados nacionalistas del general Franco tuvo un lugar de honor la Legión Cóndor del Führer y la infantería italiana del Duce. Señalan los expertos que estos alemanes uncidos al terrorismo etarra han sido reclutados como mercenarios. El término es descalificador y aceptarlo arrojaría baldón sobre la banda. Tal vez los extranjeros del piso del barrio de la Concepción sean amantes de la causa como sucedió en otras circunstancias con los integrantes de las Brigadas Internacionales. Sólo así se salvaría la situación porque en buena ley el terrorista auténtico debe ser tan desinteresado que sólo le mueva el fanatismo. Fuera del fanatismo los terroristas sólo pueden reclutarse entre los canallas, una proporción de los cuales debe aceptarse en cualquier sociedad como acaba de recordarse. Del misticismo y el encanallamiento al heroísmo muchas veces sólo hay un paso.

Mientras tanto, arrecia el propósito por hacerle al PSOE el Congreso de junio dejando a González en la disyuntiva de abandonar para siempre o subirle al coche celular con destino a un establecimiento penitenciario. Los liberales que no cesan aprovechan el momento para hacer también otros recados. Así, por ejemplo, el de obligar a Tabacalera, a través de la Dirección General de la Competencia que para nada invoca infracción legal alguna, a que suministre todas sus labores a la norteamericana McLane. Esta firma es la primera distribuidora en Estados Unidos y opera también ventajosamente en otros 50 países. La actitud de algunos ayatolas de la Administración se pone así al servicio de esa nueva formula de marketing jurídico, mucho más eficaz que las puras acciones de mercado. La pretensión no es que Tabacalera, todavía con decisiva presencia pública, ceda en favor de tabaqueros españoles sino iniciar su entrega al Imperio. Los liberales y los lobbies siempre nos enseñan.

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