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Tapie duerme en prisión

El popular ex ministro francés ingresa en la cárcel por haber comprado un partido de fútbol

Bernard Tapie entró ayer noche en la cárcel parisiense de la Santé para vivir su primera noche como preso. Ex ministro de las Ciudades, ex cantante yeyé, ex presentador de televisión, ex presidente del Olympique de Marsella, ex propietario del equipo ciclista La Vie Claire, ex propietario también de Adidas, el presente de Tapie consiste en un frágil mandato como diputado europeo -Estrasburgo tiene que pronunciarse al respecto el próximo día 17- y en una insólita carrera como actor de cine: en Hommes-femmes: mode d'emploi, de Claude Lelouch, ha encarnado a un hombre de negocios poco fiable; ahora, Jacques Rozier se servía de la labia y desparpajo de Tapie en Fifi Martingale, filme en el que interpreta a un cineasta.Acusado de fraude fiscal, de falsificación de documentos, estafa y de casi todos los delitos financieros imaginables, Tapie se ve ahora entre rejas por culpa del fútbol. El 20 de mayo de 19931 seis días antes de que su Marsella disputase, y ganase, la final de la Copa de Europa al poderoso Milan de Berlusconi, Tapie dio el visto bueno para que uno de sus jugadores intentase comprar el partido de Liga que les enfrentaba al modesto Valenciennes. Hasta ese día, Tapie había logrado escurrir el bulto apoyándose en su popularidad, en sus amistades políticas, en los votos, en las victorias deportivas o en complicidades financieras. Pero de pronto, por culpa de un juez tozudo al que no le gusta el fútbol y de un fiscal que tiene tantas ganas de protagonismo como el propio Tapie, todo se complica.

De declaración falsa a soborno de testigo, de falsificación de pruebas. a amenaza, todo vale en el camino de Tapie por salvar las victorias del Marsella. La ruina económica alcanzará a Tapie, la Segunda División al equipo, el desahucio a la familia y las portadas escandalosas a todo su mundillo. El personaje estrella de los llamados années-fric (años del pelotazo) es hoy un preso que confía en que el Tribunal Supremo atienda su recurso y exija otro juicio que le permitiría recobrar, de momento, la libertad. Es una esperanza vaga. Por ahora, Tapie ha cambiado las suites de los hoteles de lujo o de su yate Phocea por una modesta celda. En principio, debiera permanecer en ella durante ocho meses, pero sabe que, aunque el Supremo rechace su recurso, la justicia no tardará en decretar pira él un régimen de semilibertad. En efecto, su trabajo como actor y el hecho de que la condena sea a menos de un año de prisión firme permitirá que Tapie sólo tenga que ir a la cárcel a dormir. De lo contrario, la producción de Fifi Martingale pudiera tener que anularse y Tapie aún sería responsable de otra bancarrota.

Condenado por fraude fiscal -el recurso se estudiará a partir del 28 de marzo-, condenado también a pagar 125 millones de pesetas por pretender escapar a controles de aduanas, acusado de "falsificación, utilización de documentos falsos, abuso de confianza y bancarrota", Tapie paga al fin por la que parece ser su trapisonda más inocente. Además, todos los otros procesos financieros han revelado lo que era un secreto a voces: el "financiero" Tapie era un mero especulador, un tipo que se benefició de complicidades con el poder para comprar a precio bajo empresas que él ponía otra vez en marcha a base de revenderlas a buen precio.

"Tengo que constituirme en prisionero para respetar mis obligaciones como ciudadano francés, aunque así voy en contra de los derechos del Parlamento Europeo", dijo ayer Bernard Tapie poco después de despedirse de su esposa y de su hija Sophie, de nueve años, instaladas aún en el domicilio embargado de la calle de los Saints-Péres, en el exclusivo barrio de Saint-Germain de París.

Al personaje popular, simpático, atrevido, locuaz y afortunado le ha atrapado su vertiente populista, canalla, chulesca y tramposa. Los viejos méritos se han transformado en defectos. El único consuelo que le queda a Tapie es que nadie, de entre todos los que han intentado sucederle al frente de su formación política (radical), del Marsella, del ciclismo o ante el ultraderechista Frente Nacional, ha logrado ser ni tan sólo la sombra de su figura.

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