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Netanyahu se presenta como abanderado de la paz y pide que se le juzgue "por los hechos"

Miguel González

Israel no ha decidido nuevos asentamientos de colonos en los territorios ocupados. Ni ha retrasado su repliegue militar de Hebrón. Tampoco ha reforzado sus tropas en la frontera con Siria. Así lo aseguró ayer en Madrid el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien se presentó con su cara más amable, para rebatir el "tópico" de que su Gobierno se opone al proceso de paz. Si el proceso está bloqueado, agregó, es por culpa de los demás: de los palestinos, que retrasan un repliegue de Hebrón acordado ya al 90%, y de Siria, que no está dispuesta a reanudar las conversaciones. "Júzguenme por los hechos, no por las declaraciones", enfatizó. "Los hechos demuestran lo contrario de lo que se afirma".

Sólo cuando se le preguntó si aceptaría la existencia de un Estado palestino, abandonó el papel de paloma para convertirse en halcón, aunque sin perder la sonrisa. "Sí", contestó, "me opongo a que la Autoridad Palestina tenga posibilidad de formar no una policía, sino un Ejército, con tanques y misiles". Claro que eso fue una declaración, no un hecho.Netanyahu no ocultó que su visita a Madrid constituía un ejercicio de relaciones públicas y acabó su comparecencia conjunta con José María Aznar, en la que el presidente del Gobierno español se vio reducido a la condición de moderador, invitando a los españoles a visitar Israel. El propio Aznar, que reconoció con soma que nunca había trabajado tan poco en una conferencia de prensa desde que es presidente, aceptó gustoso la invitación, aunque la ligó a la próxima inauguración de una sede del Instituto Cervantes en Israel, aún sin fecha.

Netanyaliu llegó a las 17.15 al aeropuerto de Barajas, donde le recibió el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes. Esta mañana partirá hacia Dublín (Irlanda), que preside este semestre la Unión Europea (UE).

El primer ministro israelí inició su breve estancia con una visita a la sinagoga de Madrid, donde comparó la Inquisición española con el holocausto y la destrucción del templo de Jerusalén, las grandes tragedias de la historia del pueblo judío. Allí llamó a defender la identidad judía, amenazada a su juicio por la asimilación de otros pueblos, aunque aclaró luego que se refería a defenderla a través de la cultura.

A continuación, fue recibido en audiencia por el Rey y se reunió en La Moncloa con Aznar, con quien ya mantuvo una primera conversación, siempre en francés, el lunes en Lisboa (Portugal), en la cumbre de la OSCE.

Netanyaliu derrochó cordialidad ante la prensa y bromeó continuamente con su anfitrión, a quien se adivinaba algo abrumado. No en vano, el primer ministro israelí reconoció que su Gobierno no había hecho esfuerzos suficientes para ganarse a la opinión pública europea y él se propuso remediarlo.

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Ambos elogiaron al recién nombrado enviado especial de la UE para la zona, el español Miguel Angel Moratinos, presente en la sala, cuya designación, subrayó Aznar, "no pretende suplantar a nadie", en alusión a Estados Unidos, único país cuya mediación recibe de buen grado Israel. Netanyahu recordó su participación en la conferencia de Madrid, de la que ahora se cumplen cinco años, en la que actuó como portavoz de la delegación israelí, y se mostró comprometido con el proceso de paz, lo que "no es incompatible, sino complementario" con su firme defensa de la seguridad de Israel.

Aseguró que está deseando replegar "cuanto antes" sus tropas de Hebrón y sentarse a negociar con los sirios, aunque "parece que ellos no están dispuestos". Frente al panorama sombrío que hace un mes pintó en Madrid Arafat, sostuvo que hay una "desescalada" de la tensión. Los movimientos de tropas israelíes junto a la frontera con Siria, aseguró, no fueron sino unas "maniobras rutinarias" y, en todo caso, una "respuesta" al desplazamiento de fuerzas sirias desde Beirut. Respecto a los asentamientos de colonos judíos en el Golán y Cisjordania, dijo que no sólo no hay ninguna decisión nueva, sino que, "por razones presupuestarias y burocráticas" ni siquiera se podrán cumplir los planes de ampliación aprobados por el Gobierno anterior.

En sus escasas intervenciones, Aznar subrayó el incremento de las relaciones económicas entre los dos países, que este año llegarán a 1.100 millones de dólares. También el terrorismo, explicó, fue objeto de la conversación, ya que existe un "intercambio de información" entre ambos Gobiernos que "funciona muy bien". Aznar, que se comprometió ante Arafat a intentar influir en Israel para desbloquear el proceso abierto en Madrid, se mostró satisfecho del compromiso con la paz escuchado de labios de su huésped. Pero eso también fue una declaración.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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