_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Curro se va al Caribe

Antonio Elorza

Pero esta vez no se trata del personaje del anuncio, sino de una nueva versión de Curro Jiménez, aquel bandido generoso que a fuerza de valor arreglaba todos los entuertos y acababa con todos los malhechores. El escenario se ha trasladado de Sierra Morena a los alrededores de Sierra Maestra, desde donde surgió un barbado cabecilla que siembra el temor y ejerce la opresión sobre Cuba. Nuestro pequeño héroe no lo duda un momento. Nada de tratos ni benevolencia con quien encarna el mal en nuestra antigua colonia. Surge el inevitable desafío. Y el malvado dispara primero.El único inconveniente, visible para todo el mundo, es que las relaciones internacionales no se rigen, afortunadamente, por esta lógica del western, y menos cuando entre dos países hay un tejido de sentimientos e intereses tan complejo como el que existe entre España y Cuba. Es cierto que la bienintencionada política de Felipe González no llevaba demasiado lejos en lo que hubiera- debido ser su fin principal, favorecer la democratización de. Cuba. Por sus declaraciones de estos días, vemos que sus móviles eran más cicateros: al criticar a Aznar sólo piensa que otros países europeos van a aprovecharse de los beneficios de un mercado en que los empresarios cuentan con mano de obra pagada a niveles neoesclavistas. Cabía esperar un planteamiento algo más generoso. Sin embargo, aun con ese defecto, la política de González hizo posible una intensificación de las relaciones entre las sociedades española y cubana, de efectos positivos para la propia oposición interna, creando además un clima propicio para que España pudiera actuar como mediador de cara a una transición, sin levantar suspicacias en nadie. Éramos ante todo países hermanos, como acaba de recordar Fraga. En una palabra, algo muy diferente de lo que son, hacen y han hecho respecto de la isla los Estados Unidos.

Más información
España mantendrá silencio frente a Cuba a la espera de la posición común en la UE

Ahora todo esto ha quebrado y va a ser muy difícil recomponerlo. Para comenzar, nuestro presidente olvidó el exquisito cuidado que una antigua metrópoli debe tener en las relaciones con una ex colonia. Más aún, cuando esta ex colonia tiene un vivísimo sentimiento nacional, forjado en las durísimas guerras de independencia contra España y en el juego pendular de dependencia y confrontación abierta con "el águila temible", de que hablara José Martí. Si se buscaba una incidencia eficaz sobre el proceso político cubano, hacía falta evitar todo signo de superioridad y voluntad de tutela, por no hablar de la imagen de una intervención abierta. La entrada en juego de la Fundación Hispano-Cubana, no sólo en un acto público, sino en locales de la Casa de América, fue ya una muestra de lo que había que evitar. Las pequeñas provocaciones de Aznar en Chile hicieron el resto, y curiosamente le han prestado un gran favor al numantinismo de Castro. Una cosa eran las efusiones del pasado con el dictador; otra llegar al menosprecio en el asunto de las corbatas y del juego de damas. El abuelo del presidente, Manuel Aznar, primero director de El Sol, más tarde periodista de Franco, conoció bien Cuba en los años veinte desde su puesto en el Diario de la Marina de La Habana: ¿no le contó nada a su nieto sobre el orgullo cubano? ¿o es que le legó un resquemor especial frente al castrismo por aquello de los cambios económicos de la revolución? Busco explicaciones para tanta torpeza y, en el plano objetivo, son difíciles de encontrar.

En estas circunstancias, el eslabón se ha roto por la parte más débil. El contenido de la entrevista de Coderch en Abc es muy discreto y matizado; no corresponde al titular que ha servido de coartada al golpe dado por Castro. "Escucharé a mucha gente, incluida la oposición", dice, "e intentaré mantener buenas relaciones con el Gobierno cubano". Ha sido un pretexto. El verdadero responsable de la ventaja alcanzada por el dictador es otro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_