Un bebé de dos meses ingresa en la UVI por una intoxicación de drogas duras
Un bebé de dos meses y tres semanas ingresó ayer en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Gregorio Marañón de Madrid a causa de una grave intoxicación de opiáceos (heroína o sustancias afines) y cocaína, según fuentes del centro. La pequeña llegó el martes a las 19.00 a urgencias "muy adormilada" y en brazos de su madre adolescente y su abuela, según las mismas fuentes. Los padres, dos chabolistas del poblado de Los Focos, C. R. N., de 18 años, y E. P. M., de 17, fueron detenidos. Ambos habían sido arrestados hace un mes por tráfico de drogas, según la policía. Al cierre de esta edición, la niña evolucionaba positivamente de los trastornos respiratorios causados por la intoxicación, sin salir de la gravedad.Madre y abuela explicaron a los médicos que la niña había respirado humo en la chabola del poblado donde residen. Pero los doctores sospecharon, por los síntomas, que se trataba de una intoxicación química. El médico responsable de la UCI pediátrica, Ángel Carrillo, aseguró ayer que nunca se había enfrentado a un caso parecido -por la temprana edad de la enferma- y que los análisis detectaron en la orina y sangre de la pequeña abundantes restos de opiáceos y cocaína.
El médico piensa que alguien administró las drogas al bebé directamente y que éstas no pudieron llegar a través de la leche de la madre. Por eso avisaron desde el hospital a la policía. Los agentes detuvieron ayer de madrugada a los padres. Ambos declararon que se dedican a la chatarra y negaron rotundamente haber drogado a su hija.
La policía mantiene que los progenitores tienen antecedentes penales por robo y tráfico de drogas. En concreto, el padre fue detenido por robo con fuerza en febrero pasado y tráfico de drogas hace un mes, en octubre. La madre fue arrestada, también en octubre, por tráfico de drogas.
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El llanto y los abusos
La madre y la abuela contaron a los médicos de urgencias que la niña había aspirado humo
Ya en esta unidad de vigilancia continua prosiguió la aplicación del medicamento a través de la piel. No hubo necesidad de conectarle el respirador. "Ahora existe un pequeño riesgo", manifestó Carrillo, "el de un encharcamiento del pulmón, pero la situación es menos grave".Fuentes médicas explicaron que la cocaína hallada en la sangre y orina de la niña no ha provocado trastornos evidentes, al contrario que las sustancias opiáceas. Los mismos informantes explicaron que son opiáceos, además de la heroína y la metadona, varios componentes de analgésicos al uso muy potentes.
Ayer se celebraba, precisamente, el Día Universal de la Infancia. El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, tuvo que enviar a un delegado de la institución al hospital. "Parece claro", dijo Urra, "que hay maltrato y que este tipo de abusos se disparan cuando los bebés lloran. Es el mismo mecanismo que el rito ancestral de mojar el chupete en alcohol para que se calme el niño". Urra añadió que la tutela del bebé ha sido retirada a los padres automáticamente y ha pasado a manos de la Comunidad de Madrid.
El enviado del defensor constató que la pequeña no nació con signos de adicción a droga alguna, que tampoco sufre síndrome de abstinencia y que su estado era estable. "Es un hecho puntual", concluyó el Defensor del Menor, " pero es un aldabonazo en nuestras conciencias".
Los padres de la cría, casados por el rito gitano hace dos años, aunque ella es paya, viven con su única hija en una chabola del poblado de Los Focos. Según afirmó una tía de la niña, la pareja no es drogodependiente ni tiene antecedentes. La policía aseguró que sí los tienen. A media mañana, la madre del bebé fue trasladada al hospital por la policía, ya que sufrió un fuerte ataque de ansiedad. "La hemos dejado ir al hospital porque estaba muy preocupada por su hija", señalaron los agentes.
Ni el Defensor del Menor ni Angel Carrillo, el responsable de la UCI pediátrica del Gregorio Marañón, conocían casos de bebés tan jóvenes intoxicados por drogas. En abril de 1991, una niña de tres años, en una chabola de Aravaca, se tragó parte de una papelina de heroína que cogió aprovechando un descuido de su madre. Otro pequeño de dos años, de Morata de Tajuña, sufrió una intoxicación en febrero de este año por comerse varios trozos de hachís de su madre.
Mil quinientos niños viven en residencias de la Comunidad de Madrid. Unos ochocientos menores -el 55% de todos ellos proceden de casos en que la Administración retiró, fundamentalmente por problemas económicos, psiquiátricos o sanitarios, la tutela a los padres en contra de su voluntad. Aunque la cifra de niños víctimas de la violencia no alcanza el 15% al año, unos y otros han sufrido situaciones límite por miseria, drogas o ignorancia.
Esta información ha sido elaborada por Ana Alfageme Elsa Fernández-Santos y Luis Fernando Durán.
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