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Los pequeños símbolos de la transición

El equipo de 'Hoy por hoy' rastrea el paradero de los objetos míticos de la reciente historia de España

Rosario G. Gómez

Después de que el Ministerio de Interior devolviera la semana pasada al ex secretario general de PCE la peluca que utilizó para burlar a la policía española, la cadena SER siguió ayer la pista de objetos emblemáticos de la transición. El programa Hoy por hoy rastreó el discurso de dimisión que Adolfo Suárez leyó ante las cámaras de televisión. Iñaki Gabilondo confesó que la bobina de autocue en la que se transcribió el texto está en su poder. Gabilondo era entonces director de Informativos de TVE y desde enero de 1981 guarda el famoso texto en su casa de Pamplona. Esta revelación sorprendió a todo el equipo, ajeno al pequeño secreto del periodista."No ha sido difícil encontrar objetos míticos de la transición", asegura Isaías Lafuente, subdirector de Hoy por hoy. La SER investigó el paradero de la pluma con la que el Rey firmó la Constitución (localizada en el archivo del Congreso) y dio con el actual dueño del Azor, el yate utilizado por Franco y por Felipe González. Se trata de Lázaro González, un hostelero burgalés que lo compró por 4,5 millones de pesetas y que ahora lo utiliza de reclamo publicitario para su restaurante.

Hoy por hoy también descubrió que el coche en el que voló el almirante Carrero Blanco está aparcado en un sótano del Alcázar de Toledo desde hace siete años. Y se interesó por el paradero de los viejos escaños del Congreso. Algunos fueron rescatados por sus señorías, que se los llevaron a sus casas. El ex diputado y alcalde de Granada, Gabriel Díaz Berbel, compró varios, a 14.000 pesetas cada uno, para regalárselos a Fraga, Trillo y Juan José Lucas.

También visitaron el despacho de la calle de Atocha (Madrid), donde fueron asesinados en 1977 cinco abogados, para comprobar que está vacío. Según las pesquisas de Hoy por hoy, la chaqueta de pana de Felipe González previa a La Moncloa está en la basura, y recordaron la foto de la tortilla, en que aparecen González, Guerra, Chaves y sus respectivas en un pic-nic en 1973. Pablo Juliá contó cómo camufló el negativo en un paquete de café.

Hoy por hoy sólo ha tropezado con un enigma: ¿dónde está la pistola que Tejero empuñó al grito de Se sienten, coño?.

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